Displaced Communities

BALTIC GERMANS (150,000
displaced by Hitler & Stalin; 95%+)

GERMANS OF YUGOSLAVIA
(over 200,000 expelled, imprisoned, displaced, emigrated; 98.5% total)

VOLGA GERMANS (over 400,000 expelled by Soviets to Kazakhstan)

DUTCH GERMANS (3,691 expelled,
15% of German population)

GERMANS OF ALSACE-LORRAINE
(100-200,000 expelled after WWI)

GERMANS OF CZECHOSLOVAKIA
(over 3,000,000 expelled
and displaced; 95% total)

GERMANS OF HUNGARY
(over 100,000 expelled, over
300,000 displaced; 88% of total)

GERMANS OF ROMANIA
(over 700,000 or 91.5% displaced by Hitler, USSR, & emigration)

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(over 5,000,000 expelled and displaced, nearly 100%) COMING SOON

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Comunidad germana de Rumania asolada por el desplazamiento de su poblaciÓn, orquestado por Hitler, la deportaciÓn soviÉtica y la emigración masiva

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Versión castellana de: Ernesto W. Weigandt

CÓMO CITAR ESTE ENSAYO ACADÉMICO: Instituto para la Investigación del Desplazamiento Forzoso de Poblaciones Germanas. "Desaparición de la población sajona de Transilvania y la suaba de Rumania, por emigración masiva y deportación planificada." http://expelledgermans.org/transylvaniasaxons.htm (accedido en Día-Mes-Año).

   
Banderas IREG (Concilio Internacional de Población Germana Expulsada) de la población sajona de Transilvania y Suaba del Banato en Rumania. Ambas regiones son de igual importancia para el patrimonio cultural húngaro, rumano, serbio y germano. (El escudo de Transilvania se basa en el de siebenbuerger.de, y el del Banato es de Hans Diplic).

Poblaciones germanas minoritarias de esta región: Sajona de Transilvania, Landler de Transilvania, Suabo-danubiana, Germana de Dobruja, Germana de Bucovinia, Germana de Satu Mare.

Hubo mutación total de población como consecuencia de expulsiones, desplazamientos y emigración: de 782.246 habitantes a menos de 66.646 en la actualidad (pérdida del 91.5 por ciento).

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Historia del asentamiento, cultura y adaptación nacional
Transferencia de población, plan de deportación y emigración masiva
Fuentes/Bibliografía
Estadísticas demográficas
Personalidades de renombre
Publicaciones de red informática y organizaciones recomendadas
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Historia del asentamiento, cultura y adaptación nacional

La historia del asentamiento de población germana en lo que se conoce actualmente como Rumania se produjo en varias fases y resultó en la conformación de numerosas comunidades de habla alemana con distintos dialectos y tradiciones lugareñas. Los complejos cambios en el control geopolítico del Norte y Occidente de Rumania entre diferentes potencias hizo posible la diversidad de minorías germanas.

El primer período de colonización germana fue el de la población sajona de Transilvania, desde finales del siglo 11 hasta finales del siglo 13, cuando la mayor parte de lo que es la Rumania actual estaba bajo el dominio del cetro del Reino de Hungría. Las extensas, montañosas y boscosas tierras fronterizas de Transilvania (actualmente repartidas entre Rumania y Hungría) operaban como un amortiguador contra las incursiones de tribus turcas que estaban en guerra perpetua con los húngaros. Teniendo en cuenta este antagonismo, el soberano húngaro Géza II (1130-1162) invitó a agricultores, artesanos, caballeros, misioneros católicos y empresarios del Reino de Alemania a establecerse en Transilvania. Agraciados con subsidio y protección gubernamental para su traslado, las colonias gozaron de una significativa autonomía lingüística y cultural. La única responsabilidad ostensible para con la corona húngara consistía en defender a Hungría de los predadores cumanos y otros invasores, pagar el tributo anual de su comunidad a la tesorería, como también poner a disposición 500 soldados para los conflictos internos del rey y cien para guerras en el exterior. El asentamiento inicial fue muy pequeño, consistente en apenas 520 familias, pero que se expandió gradualmente hasta llegar a ser un conjunto significativo de colonias minoritarias con centro en Hermannstadt (Gündisch 1). Sus mercados no eran pasibles de aranceles extraordinarios por parte del Estado, y la tierra que recibían se les otorgaba con notables estímulos impositivos. El topográfico aislamiento de la escarpada Transilvania les permitió a otras pequeñas comunidades germanas desarrollar sus propias identidades al margen de la cultura política de la Transilvania sajona.

La inmigración germana en esta fase se originó en todas partes del Imperio Germano, lo que incluye Baden, los Países Bajos, Rheinland, Württemburg, Franconia (Franken), Suabia (Schwaben) y Baviera. Estos grupos conservaron sus regionales tradiciones lugareñas y hablaban varios dialectos, especialmente el bajo alemán, el alemánico, el franco y el suabo. A pesar de esta diversidad, a todos ellos se les llamó sajones transilvanos (Siebenbürger Sachsen) cuando llegaron los húngaros, pues éstos denominaban así a la mayoría germana sajona ('Szász'). Después de establecerse, gran parte de las diferencias regionales quedaron subsumidas en la medida en que la población inmigrante se unía a la comunidad sajona transilvana desarrollada en Hermannstadt. Esta población germana local denominó a su nueva patria de los próximos 800 años 'Siebenbürgen' ('Sieteciudades' o Sieteburgos) por los siete centros urbanos principales que erigió dicha comunidad germana, colocando desde entonces los cimientos económicos y políticos de Transilvania. La población sajona transilvana forjó así gradualmente una cultura, una sociedad, un dialecto uniforme ('Saksesch') independientes, y un orden político estratificado de terratenientes aristocráticos, obispos, nobles y laicos.
La mayoría de la población sajona se dedicaba a la actividad agrícola, además de numerosas personas que ocupaban en la minería, la forestación, las artesanías, el servicio militar, la vida monástica y el comercio mercantil. Los principales centros políticos y económicos eran Kronstadt (en la actualidad Braşov), Hermannstadt (en la actualidad Sibiu), Arad, Sathmar (Satu Mare) y muchos otros. La comunidad sajona mantuvo un prolongado vínculo cultural, político y mercantil con Alemania (incluyendo a Austria) (Livezeanu 2000, 137). Esto quedó en evidencia cuando se concedieron tierras protegidas en Transilvania a la Orden Teutónica Alemana, supeditada ceremonialmente al emperador alemán, a comienzos del siglo 13, debido a su afinidad etnocultural y lingüística con las personas sajonas. Los cruzados adornaron la ciudad sajona de Kronstadt con poderosas defensas, como también con sólidos establecimientos militares, políticos y religiosos que hicieron de Transilvania un centro mercantil de peso en la región.

La minoría germana de Transilvania conservó un poder desmedido en comparación con las poblaciones campesinas rumanas y húngaras. Esto se hace evidente por el hecho de que en la actualidad la mayoría de las antiguas ciudades de Transilvania tienen aspecto arquitectónico y cultural ostensiblemente germano. Si bien había una inevitable interacción económica entre la minoría sajona y las mayorías húngara y rumana, el dominio de las comunidades sajonas provocó una creciente tensión entre grupos étnicos, en particular entre sajones y judíos (Molnar 2001, 182). La lengua franca del comercio y la política, en la Transilvania húngara, no era el magiar (húngaro), sino el alemán, a pesar de que la población rumana y húngara era más numerosa. Sin embargo, la circunstancia de que en Transilvania la clase propietaria de haciendas familiares fuera dispar y escasa motivó a que (al menos en este período) la violencia interétnica casi brillara por su ausencia. De manera ostensible, los tres grupos étnicos principales de la zona (sajones, rumanos/Vlachs y húngaros/Szekels) gozaban de una autonomía superficial establecida en el 'Estatuto Trinacional'. No obstante, la minoría germana, que controlaba gran parte de los centros territoriales y comerciales de la región, socavó el alcance de esta supuesta autonomía.

Gradualmente, a lo largo de los siglos 15 y 16, los principados rumanos (Valaquia, Moldavia y Transilvania) desarrollaron en forma paulatina importantes economías y puntos mercantiles de Europa Oriental, los Balcanes y el noroeste de los dominios otomanos. Estos centros financieros rumanos devinieron en lugares de encuentro para mercaderes provenientes de otras latitudes de Europa con gobierno germánico, tales como búlgaros, judíos, rusos, serbios y turcos. Vlad Tepes Dracul (el personaje histórico del Drácula de Bram Stoker) aceleró esta evolución al eliminar a la clase pordiosera y parte de la población local 'roma' (gitana), de modo que los mercaderes foráneos ya no tenían necesidad de pagar por protección, motivo por el cual Bucarest les resultaba un destino económico ideal. Como en gran parte de Europa, personas de etnia germana desempeñaron un papel importante en la vida y el crecimiento económico de Rumania. La principal calle comercial, Lipscan (Strada Lipscani), llevaba y aún lleva el nombre de la población germana de Rumania propiamente dicha y de Alemania, derivada de Leipzig (Lipscan, en rumano). Tal como demostró nuestra investigación en Bucarest, todavía están presentes tanto elementos de la influencia cultural y arquitectónica como también el vigoroso legado de la minoría germana, desde el punto de vista visual y de la memoria histórica rumana.

 


Población sajona se establece en Transilvania bajo el dominio del rey húngaro Geza II (fuente: siebenbuergersachsen.de)


La minoría germana en Transilvania desarrolló prósperos centros comerciales (fuente: sibiu.ro)


Antigua iglesia rural en Transilvania (fuente: landler.com)


Foto de un retrato de Vlad Tepes Dracul en su antiguo palacio de Bucarest, Rumania. Durante su gobierno, los principados rumanos desarrollaron importantes economías balcanas, con eje en su capital, Bucarest. La población germana fue un factor importante en este progreso económico y en la activa vida mercantil de la pujante capital (ACCIONAR PUNTERO PARA AUMENTAR TAMAÑO)

 

 

Población germana de Rumania en el Imperio Habsburgo y establecimiento de la comunidad suaba

Después de 1526, la situación política en la región cambió drásticamente. A continuación de la caída de Hungría ante el jihad otomano en dicho año, la mayor parte de ese país y sus dependencias de Croacia, Eslovaquia y Bohemia fueron anexadas por el Imperio Germano Habsburgo de Austria. Así Transilvania fue despojada de Hungría e incorporada al Imperio Otomano como tributario muy independiente. La población sajona, que con anterioridad había ejercido un desmesurado control de Transilvania, vio ahora parcialmente subsumido su previo poder político bajo la autoridad de estadistas en su mayoría de etnia húngara. Se fortaleció y expandió el Estatuto Trinacional; la población húngara, la rumana y la sajona gozaban de una significativa independencia cultural y social. Esta creciente competencia se intensificó desde entonces y devino en fuente de un conflicto étnico perdurable.

La devastación causada por la invasión musulmana provocó huidas, muertes, inanición y desplazamientos en gran escala, debido al despoblamiento de los campos agrícolas de la región. Decenas de miles de personas rumanas y húngaras huyeron de Rumania y Hungría, ocupadas por los otomanos, a los remotos territorios autónomos y forestados de Transilvania. A su vez, miles de sujetos de las etnias húngara y germana huyeron de Hungría hacia el occidente buscando la protección del cristiano Imperio Habsburgo en Austria y el norte de aquel país. Por ese motivo la población rumana en la región transilvana se incrementó constantemente mientras que el número de habitantes sajones y húngaros decrecía (Kann 1979, 205). Esto contrarrestó aún más la antigua hegemonía sajona sobre los cimientos políticos de Transilvania. Más de 6.000 hogares y fincas agrícolas sajonas se registraron como abandonadas y fueron repobladas por familias rumanas reubicadas como parte de esa mutación demográfica (Zentrum gegen Vertreibung).

A lo largo de los siglos 16 y 17, el protestantismo proliferó en toda Transilvania gracias a la obra de misioneros germanos y la amplia difusión de la literatura polémica luterana a través de círculos intelectuales y publicaciones de imprenta sumamente desarrolladas. Una abrumadora mayoría de la población sajona adoptó el luteranismo. En consecuencia, las instituciones políticas y académicas en ciudades sajonas pasaron de ser dominadas por sacerdotes y sedes católicas a estar bajo la égida de congregaciones y jerarquías políticas luteranas independientes. Surgió una fulgurante cultura luterana sajona que produjo artistas de estilo flamenco como Tobías Stranovius y teólogos como Johannes Honter. En el marco de la autonomía otomana, las nacientes instituciones intelectuales sajonas de Transilvania gradualmente se formalizaron en una evolucionada red de pedagogos, clérigos luteranos, académicos, funcionarios municipales y concejales, conocida como 'Sächsische-Universität' o 'Universitas Saxonum'. Por medio de editoriales, escuelas luteranas, colegios, políticos y círculos de la intelectualidad en general, la comunidad germana de Rumania forjó un corpus legal ordenado y un sistema político que de un modo gradual integró a las mayorías rumanas y húngaras.

La situación en Transilvania y Rumania volvió a cambiar del siglo 17 al 18 cuando los Habsburgo expandieron su conquista a toda la zona transilvana, Croacia y Hungría, en detrimento del obsoleto dominio otomano. Gran parte de la región, incluyendo las ciudades de Buda y Pest (más tarde Budapest), estaban casi completamente desiertas debido a un siglo de guerra, fugas y hambrunas. En respuesta, los soberanos alemanes (especialmente María Teresa y Karl VI) invitaron a colonos de Alemania para que repoblaran la comarca y fundasen centros comerciales y culturales en toda la región. A esta comunidad germana, conocida colectivamente como suabo-danubiana, se le concedieron importantes estímulos y subsidios impositivos. Asimismo, gozaba de los superiores derechos políticos y sociales propios de la población de etnia germana en todo el territorio del Imperio Habsburgo (Kann 1979, 460). A diferencia de las familias sajonas luteranas, dicha población suaba era estrictamente católica. Es así como aparecieron minorías suabodanubianas excesivamente dominantes en la Croacia habsburga, en Sudetenlandia, en los Cárpatos, Hungría, Transilvania y en el noroccidente de Rumania. En los territorios de lo que es hoy Rumania, se radicaron varias colonias suabas, incluso las comunidades suabo-satumarina en Satu Mare (extremo oeste de Transilvania) y la suabo-banata (Banaterschwaben) en los dominios del Banato que en la actualidad se encuentran repartidos entre Serbia, Hungría y Rumania. Al mismo tiempo, en el siglo 18, cientos de personas protestantes fueron expulsadas de Austria hacia Transilvania, por María Teresa, debido a que el catolicismo era obligatorio y esa zona era, en cambio, de predominio protestante. Esta población germana protestante expulsada desarrolló una colectividad independiente en Rumania, conocida como germano-landlers ('Landls') [provenían de un principado en Austria, llamado Landl].

 


Mapa étnico del Imperio Habsburgo. Obsérvense los bolsones de población de etnia germana en el extremo oriental de Hungría (Transilvania). (escaneado de Kann 1979).


Mapa religioso del Imperio Habsburgo. Nótense los importantes bolsones de comunidades 'Unidas', Protestantes y Ortodoxas en Transilvania. Equivalen a las comunidades húngaras, germanas y rumanas en la Transilvania húngara (escaneado de Kann 1979).

 

El sistema habsburgo alteró significativamente la autonomía étnica del Estatuto Trinacional de Transilvania. Quedó abolida en gran parte la independencia de la región, y Transilvania fue administrada directamente por un gobernador del imperio (Molnar 2001, 141). La población sajona fue ostensiblemente elevada a minoría dominante sobre las mayorías húngara y rumana. Samuel von Brukenthal, un sajón de la periferia de Hermannstadt, fue designado gobernador habsburgo de Transilvania. Esa elevación al poder de la minoría sajona en la zona fue motivo de persistente tensión social. Von Brukenthal ponía en el tapete los intereses particulares de la población germana en Rumania y alentaba a la emperatriz alemana, María Teresa, a mantener la desigualdad en su dominio. Esto se manifiesta en su famosa misiva a la emperatriz, en la que se opone a la creación de una Transilvania igualitaria y mixta, “porque es gente traída de su patria; y las provincias alemanas nunca se mezclaban ... En vez de constituir un ser único, la persona alemana devendría en una mezcla de muchos y, sin la virtud de su ascendencia, cargaría con las flaquezas y debilidades de todas las otras gentes con quienes se mezclara” (Gündisch 1). Sin embargo, los Habsburgo favorecieron el asentamiento de la población rumana del Imperio Otomano, a fin de aplacar el ruidoso conflicto de prerrogativas en Transilvania, socavando así la rivalidad germano-húngara. Por su parte, los rumanos no obtuvieron la igualdad de derechos con las otras 'tres naciones', que inducía a incesantes disputas interétnicas en esa zona (Kann 1979, 205). La religión se constituyó en el factor principal de desavenencia: Los calvinistas y católicos peleaban amargamente con los luteranos, porque el luteranismo era sinónimo de dominio sajón. Ambas partes esquivaban la vertiente ortodoxa como vehículo para el nacionalismo rumano (Molnar 2001, 109). La competencia por derechos políticos étnicos se hizo tan intensa que el emperador Leopoldo II consideró sin éxito abolir por completo el sistema social de Transilvania que ya llevaba más de trescientos años.

En el siglo 19, aparecieron otras comunidades de etnia germana en lo que actualmente es Rumania. Por más de un siglo, el Imperio Ruso había subsidiado la inmigración de familias de dicha etnia para establecerse a lo largo del Mar Negro y en regiones rusas deshabitadas, entre ellas la población germano-volguense. Por razones de competencia y hambrunas, pequeños grupos de familias germanas abandonaron Rusia y se dirigieron a los territorios costeros que están repartidos entre la actual Rumania y Bulgaria en la lengua de territorio llamada Dobruja. A esta comunidad reubicada se le conoció como germano-dobrujense (Dobrudschadeutsche). Tales familias protestantes con predominio en las labores agrícolas formaron una pequeña minoría en el sur de Rumania, hasta su total desalojo en 1940 (véase más adelante). Para 1930, había 12.581 habitantes de etnia germana en la Dobruja rumana (Wien 2004, 60). Otra comunidad germana influyente y acaudalada surgió en las tierras fronterizas entre la moderna Ucrania, Rumania y Polonia, llamada Bucovinia ('Buchenland', en alemán). Desde principios del siglo 18 hasta el 20, el Imperio Habsburgo subsidió el establecimiento de esa población étnica en la región, por lo que era llamada germano-bucovina (Buchenlandsdeutsche). Esta zona fue poblada en su mayoría por gente rumana, con numerosas minorías ucranianas (rutenianas), polacas, germanas y judías. Gracias al patrocinio imperial, la lengua alemana y la comunidad de etnia germana gozaban de una influencia marcadamente desigual en lo económico, académico y político. Los asuntos de la Franz-Josef-Universität, sita en la capital de Bucovinia, Chernovitz, se despachaban en alemán casi con exclusividad. La población germana y judía eran increíblemente dominantes en Bucovinia a expensas de la mayoría rumana, si bien esta desigualdad se fue mitigando hacia 1918. En 1850, había 150.000 habitantes de etnia germana en Bucovinia-Galicia, de un total de 4.500.000 (Kann 1979, 404). Esta etnia constituía el 9,3 por ciento de la población civil de la Bucovinia propiamente dicha (Livezeanu 2000, 49). La postrera comunidad germana, que más tarde llegaría a ser parte de Rumania, era la germano-besárabe, la cual se estableció en el territorio de Besarabia situada en uno y otro lado de lo que son hoy día Moldavia y Ucrania. Al igual que otras comunidades germanas en Rusia, la población germano-besárabe se había establecido en el siglo 19, después de que Besarabia fuera conquistada de manos de los otomanos en la Guerra Ruso-Turca, de 1806 a 1812. Eminentemente luterana, reformada y pietista, esa comunidad era en gran medida una minoría agrícola, de menos de 100.000 personas, que gozaba de derechos garantidos en materia religiosa, lingüística y de administración local. Después de la Guerra de Crimea (1856), la mayor parte de Besarabia y su población germana se traspasó a lo que posteriormente se convertiría en Rumania. Esta colectividad étnica permaneció como parte de Rumania hasta 1940, cuando la URSS la ocupó al mismo tiempo que el Báltico.

 


Familia colona de Dobruja en Rumania (fuente: library.ndsu.edu).


Población germana pionera de Dobruja levanta asentamientos dispares a lo largo de la frontera de Bulgaria y Rumania (fuente: library.ndsu.edu).

 

Hacia 1867, la relación entre grupos étnicos de Transilvania volvió a modificarse después de que esa entidad fuera formalmente incorporada a la Hungría habsburga, a continuación del establecimiento de una doble monarquía entre Budapest y Viena para el logro de prerrogativas étnicas equiparables a las de la comunidad germana. Cuando el nacionalismo húngaro intentó llevar al poder a la minoría húngara (magiares), por encima de la más reducida minoría sajona, la población rumana y sajona reaccionaron con una fogosa revuelta (Glenny 1999, 33). La región del Banato, al occidente de Transilvania, se convirtió en un campo de batalla después de la Revolución Húngara, cuando las diversas razas del lugar emprendieron sangrientas matanzas y revueltas nacionalistas, incluida la comunidad germana suabo-banata (Ibid., 51). Se inició en consecuencia un vigoroso programa de magiarización que buscaba erosionar la influencia de las minorías no húngaras. A la postre, se abolieron la autonomía y el Estatuto Trinacional de Transilvania. Se anularon todas las prerrogativas de la población germana, otorgándose a la húngara derechos étnicos y políticos más amplios que la comunidad germana y rumana no asimiladas. Un (1) voto magiar equivalía a 12 votos rumanos en las elecciones locales (Kann 1979, 355-356). La asimilación, que raramente ocurría entre la población sajona de la región, pero que sí se daba en la mayoría de los casos de la etnia suabodanubiana en Hungría, constituyó una solución para esta política de discriminación racial. La reacción sajona fue ubicua. Surgieron así una serie de agrupaciones sajonas académicas y culturales, tales como la Sociedad de Historia Transilvana y varios partidos políticos. Otros, como Adolf Schullerus, trataron de proteger la identidad sajona escribiendo gramáticas y diccionarios sajones transilvanos. La mayoría se oponía acremente a ser gobernada por los húngaros. Otras personas, como el pastor luterano sajón Stephan Ludwig Roth, alternaron con los tres grupos étnicos de Transilvania, en procura de una unión igualitaria. Incluso, este hombre fue eventualmente ejecutado por nacionalistas húngaros, acusado de perfidia contra Hungría. En general, la oposición sajona contra el gobierno húngaro indujo a la minoría germana en Transilvania a poner las expectativas en otro lugar. La mayoría de estas personas ponían su mira en el exterior, dirigiendo la vista a su común patria ancestral de Alemania, durante la Revolución Alemana de 1848, que procuraba la reunificación del país. Un dirigente sajón que le escribió a los nacionalistas alemanes en Frankfurt alega: “el mundo está lleno de descendencia alemana. Nosotros también provenimos de esas raíces. Nuestra comunidad no tiene nexos geográficos a la vista y no hay vínculos visibles con la madre patria, y sin embargo, vivimos ... por la memoria del pasado y la esperanza del futuro con y por medio de Alemania... Somos tan fuertes como lo es Alemania... Queremos ser y permanecer lo que hemos sido siempre, un pueblo alemán honesto, como también una ciudadanía honesta y leal al país al que pertenecemos” [Hungría habsburga] (Gündisch 1). La sociedad sajona y suaba de Transilvania ridiculizaba a los nacionalistas húngaros en el parlamento, calificando la campaña de magiarización como discriminación étnica. Los húngaros respondían acusando a la minoría sajona en esta región de haber negado por siglos los derechos de las mayorías rumanas y húngaras (Case 2009, 36). Esta competición interétnica que se intensificaba para hacer viables los derechos, en una época de nacionalismo explosivo, persistiría hasta la Segunda Guerra Mundial.

En el 'Antiguo Reino' de Rumania (Valaquia, Moldavia y Rumania propiamente dicha), después de independizarse de los turcos y de la unificación de 1878, la población de etnia germana gozó de prosperidad en una economía rumana floreciente. Lo cierto es que no solo fueron de etnia germana los reyes, de la dinastía de los Hohenzollern, quienes acaudillaron la modernización económica y arquitectónica de Rumania, sino que la propia comunidad germana desempeñó una importante función en el ámbito mercantil de la francófila y germanófila capital de Bucarest, la cual pronto llegó a ser conocida como la 'París del Este'. Muchas calles de Bucarest tenían nombres de intelectuales y soberanos alemanes, circunstancia que se mantiene hasta hoy. El principal centro comercial de Bucarest, Calle Lipscan (Strada Lipscani) conservó su antiguo nombre rumano derivado de los ricos empresarios alemanes provenientes de Leipzig.

La situación étnica y nacional en Transilvania volvió a mutar con la caída del Imperio Austro-Húngaro de los Habsburgo, después de la Primera Guerra Mundial en 1918. Hacia 1920, en el Tratado de Trianon se le quitó a Hungría el 70 por ciento de los territorios de la Corona y el 30 por ciento del territorio de Hungría propiamente dicha. Casi la totalidad de Transilvania fue entregada a la joven nación de Rumania, debido a intensas peticiones de la mayoría étnica rumana en esa región para obtener finalmente igualdad política con la población sajona y húngara. Al mismo tiempo, una quinta parte de los habitantes de etnia húngara en la zona transilvana huyeron a una Hungría en bancarrota (Verdery 1985, 72). El Banato y su numerosa colonia germana fueron repartidos entre Yugoslavia y Rumania, después de que esa República independiente, conducida por el suabo Otto Roth, fuera aplastada por los serbios en 1918. La mayor parte de la región de Bucovinia fue cedida a Rumania. A causa de esta situación, Rumania recibió a una minoritaria población germana gigantescamente ampliada, que incluyó a gente suaba del Banato y Satu Mare, a la comunidad germana de Dobruja, Besarabia y Bucovinia, a la sajona de Transilvania y la germano-landler. La ciudadanía germana de Transilvania, en minoría, apoyaba en general a Rumania, con la esperanza de que se pusiera fin a la magiarización. Mientras que Hungría había abolido el Estatuto Trinacional y la autonomía étnica transilvana, Rumania prometía conceder representación cultural y política a su población germana. Por otro lado, mientras que los húngaros habían desalentado el uso del alemán en vez del húngaro, Rumania auspiciaba teatros de habla alemana, escuelas, representación en el parlamento y en instituciones políticas. De este modo, surgieron nuevas organizaciones, como el Partido Germano (deutsche Partei) y el Consejo Popular Germano Sajón para Transilvania (Deutschsächsische Volksratt für Siebenbürgen). Sin embargo, Rumania, que muy pronto fue volviéndose más nacionalista, también empezó a aplicar campañas de gradual rumanización. Tanto es así que se cambiaron nombres de calles en Transilvania del alemán al rumano (por ej., Hermannstadt pasó a ser Sibiu) y se impuso la obligatoriedad de la educación bilingüe. Así también, el empobrecimiento posbélico de Rumania se encaró con un programa de reforma agraria y confiscaciones. La población sajona, desde hacía mucho tiempo una fuerza poderosa desde el punto de vista mercantil en Transilvania, se vio fuertemente afectada en lo particular. La Iglesia Luterana Sajona, centro neurálgico de la política de esta etnia, perdió el 55 por ciento de sus tierras, y a muchas aldeas se les sustrajo más del 50 por ciento de su propiedad privada (Gündisch 1). Por supuesto, esta política afectó por igual a personas rumanas como a germanas.

 


Desplazamientos de población planificados por Hitler, programas soviéticos de deportación y emigración masiva sajona

A consecuencia de los cambios territoriales posbélicos después de la Primera Guerra Mundial, Transilvania y el Banato acabaron siendo parte de la nación rumana. A posteriori de 1920, la expansión de Rumania le valió obtener más de medio millón de almas germanas en total, y más de 400.000 personas judías (Haug 1998, 126). Según los censos de 1930, había 237.416 habitantes de etnia germana en la Transilvania rumana (8,5 por ciento de su totalidad), 275.369 en el Banato rumano, y 31.067 en Satu Mare (occidente de Transilvania). Además, se contaban por lo menos 32.366 en el resto de la propia Rumania, incluyendo a Dobruja y Bucovinia (Wien 2004, 60). En suma, del conjunto de la población rumana de 18 millones, 745.421 eran de ascendencia germana, esto es aproximadamente el 4,1 por ciento (Castelan 1971, 52-53). La comunidad suaba del Banato, en la Rumania occidental, constituía la parte germana minoritaria más numerosa. A su vez, la población sajona de Transilvania, al igual que la suabo-banata, la suabo-satumarina, la germano-dobrujense, la germano-besárabe y la germano-bucovina, disfrutaron de una pacífica y leal pertenencia a esa nación, durante el extenso período desde 1918 hasta 1940.Tanto es así que participaban en los debates políticos del parlamento rumano y gozaron de reconocimiento cultural y lingüístico. Si bien no eran autónomas, las minorías germanas eran reconocidas como una comunidad diferenciada y étnica con representación propia en el seno de Rumania. Las colonias germanas, que habían estado separadas con anterioridad, eran ahora consignadas de manera uniforme en las estadísticas y colectivamente, en las relaciones de minorías, como personas 'germano-rumanas' (Rumäniendeutsche).

Durante la década de 1930, Rumania se inclinó aceleradamente hacia la extrema derecha. Un rabioso antisemitismo, que tenía antecedentes virulentos de larga data en la cultura rumana, eventualmente se fusionó con movimientos ultranacionalistas impetuosos, como era la Guardia de Hierro, para hacer de Rumania uno de los participantes más activos en la aniquilación independiente de casi toda la numerosa población judía que residía en este país, y posiblemente el aliado más estrecho de Adolfo Hitler en todo el transcurso de la guerra. En 1940, la autoridad monárquica del rey Carol II iba a la zaga de la dictadura de largo alcance y carismática de Marshal Ion Antonescu hasta 1944. Hungría también se había convertido en miembro activo del campo fascista e integrante del Eje, junto con el Tercer Reich y Rumania, bajo la regencia del almirante Miklós Hórthy. Una Hungría muy nacionalista, todavía muy amargada por su pérdida de Transilvania, sostenía con insistencia sus reclamos irredentistas de esa región rumana. Estos reclamos territoriales con base étnica tendrían pronto consecuencias directas sobre las minorías germanas tanto en Transilvania como en Rumania.

 

Fin de las comunidades germanas dobrujense, besárabe y bucovina por desplazamiento de su población orquestado por Hitler

Las poblaciones germanas de Bucovinia, Besarabia y Dobruja en Rumania, que se habían establecido respectivamente en el norte y sur de este país y contribuido por siglos a la sociedad local, habrían de desaparecer casi por completo de Rumania, no como resultado de una expulsión posbélica por parte de soviéticos o rumanos comunistas, sino por la política diplomática de Adolfo Hitler. En 1939, durante las conquistas alemanas y soviéticas de Polonia oriental, el Tercer Reich y la URSS acordaban el Pacto Molotov-Ribbentrop de no agresión y amistad. Por ese pacto, se concedía a la Unión Soviética vía libre para anexarse los Estados bálticos, Finlandia y Polonia oriental y los esteros nororientales de Rumania en Besarabia (actualmente Moldavia), mientras que se permitía a Alemania reanexarse a Prusia y ocupar Polonia occidental. Después de mucha disputa e incertidumbre diplomática, Bucovinia fue finalmente partida por la mitad, siendo anexada por los soviéticos su parte rumana norteña. Como consecuencia del pacto y sus subsecuentes medidas diplomáticas, importantes minorías étnicas germanas quedaron bajo el dominio del gobierno soviético, incluyendo a la comunidad germano-báltica, un sector relevante de la población germana bucovina y la germano-besárabe. Además de perder territorio en Moldavia y Bucovinia, Rumania también habría de perder a su propia población germana bucovina y besárabe como resultado de la mediación diplomática alemana. Adolfo Hitler, resistiéndose a que estas comunidades germanas de larga influencia cayeran bajo la hegemonía del 'bolchevismo judío' soviético, decidió que todas estas poblaciones de etnia germana fueran deportadas en masa y transferidas a Alemania bajo la doctrina 'Heim ins Reich' (‘repatriación al Reich’). Aun cuando Dobruja, que se encontraba a uno y otro lado del oriente de Rumania y Bulgaria, no fue incorporada a la URSS en el Pacto Molotov-Ribbentrop, la reducida colonia germana dobrujense también fue deportada a Alemania, porque se temía que esta pequeña comunidad perdiera de igual modo sus características étnicas, considerándose por consiguiente que le iría mejor 'en la patria' alemana. Si bien la decisión de Alemania de reubicar a estas comunidades se considera en general un ejemplo típico de la superficialidad de la ideología pangermanista de Hitler y su total desprecio por la suerte de estas gentes, la situación política era mucho más compleja. En la mente de Hitler, él se encontraba frente a la inevitable disyuntiva de permitir que estas poblaciones de etnia germana cayeran bajo la ideología marxista-leninista, que se juzgaba antitética a las sociedades germanas, o forzarlas a inmigrar, bajo directo subsidio gubernamental, a la expansiva economía de Alemania que protegía per se los intereses de dicha etnia. Se trataba, pues, de una encrucijada.

Como consecuencia de la política diplomática hitleriana, la comunidad germano-báltica de 800 años de trayectoria fue desalojada de sus hogares junto con la población bucovina, besárabe y dobrujense de Rumania, poniendo fin así a casi mil años de distintas fases de asentamientos pioneros de colonias germanas en Europa Oriental ('Ostsiedling'). Aproximadamente 200.000 personas de etnia germana fueron desplazadas por completo de Rumania, de 1939 a 1943 (Weiner 1998, 164). La cantidad de 13.979 almas germano-dobrujenses se trasladaron desde Dobruja en transportes alemanes y rumanos, bajo directivas de Alemania, permaneciendo solamente el dos por ciento de los habitantes de esa ascendencia (BMV). Casi la totalidad de la población germano-besárabe fue desalojada de lo que llegó a ser la RSS moldava. En total fueron deportadas alrededor de 436.000 personas de etnia germana de Europa Oriental por causa del Pacto Molotov-Ribbentrop. La mayoría fue enviada a campos de refugio o a viviendas subsidiadas que el Gobierno General Alemán de Polonia había requisado a las familias oriundas de esa nación (Burleigh 2001, 581). Unas 300.000 personas polacas se vieron movilizadas, y seis millones de hectáreas del territorio de Polonia debieron ser transferidas a familias germanas con el objeto de poder reubicarlas (Castellan, 1971, 64). Vale la pena advertir que 10.000 de los sujetos deportados desde Rumania fueron devueltos, por razones ya económicas, ya políticas o raciales (por ej., no ser de raza germana pura). En el mismo período de tiempo, habían sido asesinadas por Alemania de 150 a 160 mil personas judías solamente en Bucovinia y Besarabia, a manos de voluntarios ucranianos y también en forma autónoma por rumanos (Burleigh 2001, 625). A la postre, a causa de carencias económicas y militares al final de la guerra, solo fueron entregadas unas 500 residencias a personas germanas del Báltico y Rumania relocalizadas, de entre más de 250.000 en lista de espera (Burleigh 2001, 596).


El Pacto Molotov-Ribbentrop forzó a la Rumania del Eje a ceder sus tierras fronterizas nororientales, incluso Besarabia y Bucovinia. Al mismo tiempo, selló la suerte de las centenarias comunidades germanas de Dobruja, Besarabia y Bucovinia en Rumania, que fueron reubicadas a la fuerza.

 

 

La nazificación y transferencia de la población sajona de Transilvania al dominio húngaro

Como resultado del tratado, las comunidades germanas de Bucovinia, Besarabia y Dobruja habían desaparecido de Rumania. Sin embargo, la población sajona de Transilvania y la suaba del Banato rumano no se vieron afectadas en materia de transferencia poblacional. Su mayor proximidad al Reich, los cimientos políticos y sociales que habían desarrollado y los reclamos irredentistas de Hungría sobre el Banato y Transilvania llevaron a las minorías sajona y suaba de Rumania a transitar un curso histórico muy diferente.

Durante su interludio de nacionalidad rumana, la comunidad sajona de Transilvania había fundado una serie de partidos políticos y organizaciones culturales que interactuaban con Bucarest para atender los intereses locales de la minoritaria colonia germana. La Agrupación del Pueblo Germano en Rumania (Volksgruppe der Deutschen in Rumänien), el Partido del Pueblo Germano, el Partido Nacional Sajón y el Partido Germano se unieron, sin excepción, a diferentes movimientos de las mayorías húngaras y rumanas de Transilvania, en las décadas de 1920 y 1930. Partidos de orientación izquierdista, democrática, racista, cristiana y de extrema derecha, todos competían. Una mayoría significativa de los partidos sajones eran integrantes orgullosos de la nación rumana; ninguno abogaba directamente por la independencia o la incorporación a Alemania, la cual estaba muy alejada todavía. Gran parte de los húngaros procuraba un regreso de aquella etnia a su propia jurisdicción. Muy pronto, el sector mayoritario de la población sajona en Transilvania comenzó a inclinarse hacia la extrema derecha, hacia el pangermanismo y el nacionalsocialismo, inspirada por la propaganda y el movimiento de Adolfo Hitler en Alemania. La Volksgruppe se convirtió rápidamente en el principal movimiento de ese nuevo tipo entre la comunidad germana de Transilvania, conducido en un comienzo por Fritz Fabritius después de 1935, antes de ser reemplazado por Rudolf Brandsch. En 1933, la versión inicial de la Volksgruppe recibió el 62 por ciento de los votos en las elecciones locales de ciudades sajonas (Castelan 1971, 59). El amplio respaldo sajón a movimientos nazis en Rumania fue utilizado por los soviéticos, después de la guerra, como prueba de la culpa colectiva de la minoría germana. Sin embargo, esta circunstancia se puede interpretar erróneamente con mucha facilidad. Así como sucedió en la Sudetenlandia de Checoslovaquia, la gente de etnia germana se inclinaba a considerar al nacionalsocialismo germanista como un movimiento que se ocupaba directamente de las cuestiones sociales y culturales de su localidad por encima de los partidos generales de las mayorías nacionales. Pero esto no se equipara con ningún respaldo de algún genocidio, guerra o exterminio de personas judías o rumanas por parte de la población sajona. Así también la propia Rumania muy pronto se vio envuelta en un arrasador extremismo y fascismo nacionalista, participando por cuenta propia en el genocidio de las muy numerosas comunidades judías de ese país.


Dirigente de la Volksgruppe, Rudolf Brandsch (fuente: burschenschaft.de)

Si bien al principio el rey Carol II trató de frustrar la influencia nazi sajona y la Guardia de Hierro rumana por constituir una amenaza a su poder, la Rumania del Eje, como estrecha aliada de la Alemania nacionalsocialista, terminó patrocinando la proliferación del nazismo en la población sajona de Transilvania. En 1940, mientras que el partido nazi Volksgruppe había sido una de muchas corrientes ideológicas transilvanas, Antonescu y un decreto real de Carol instituyó a la Volksgruppe como el único órgano político de la población germana en Rumania. Todos los demás partidos y movimientos políticos germanos en esa región se fusionaron compulsivamente con la Volksgruppe por decisión del gobierno rumano. Asimismo, todas las personas sajonas fueron registradas, desde el punto de vista oficial, en calidad de miembros de dicha organización. Después de 1939, como consecuencia de este decreto, la comunidad sajona de Transilvania fue colocada bajo la autoridad formal de la propia Alemania. El administrador de la SS, Andreas Schmidt, a las órdenes del comando de Heinrich Himmler, se hizo cargo de la minoría germana en Rumania. Esta medida convirtió a la población de esa etnia y transilvana en sinónimo de nazismo. Tal circunstancia tendría graves consecuencias para la colonia germana rumana cuando el Ejército Rojo arribó al lugar en 1944.

Muy a disgusto de las fuerzas nacionalistas rumanas, la ciudadanía de Transilvania y su población sajona cambió drásticamente en 1940, cuando Rumania, por manipulación de Alemania, se vio forzada a ceder las cuatro quintas partes de Transilvania a la Hungría del Eje, en las así llamadas 'Concesiones de Viena'. La porción transilvana transferida tenía más de 2.577.000 habitantes y las dos quintas partes eran personas rumanas (Lendvai 2004, 410). Mientras que el Pacto Molotov-Ribbentrop había forzado a Rumania a perder la población germana de Dobruja y Bucovinia, las Concesiones de Viena le hicieron perder a ese país un tercio de su trunca minoría étnica, descendiendo de casi 800 mil civiles a menos de 500 mil (Wien 2004, 64). De esta manera, bajo soberanía húngara y por obra de la conducción alemana, la comunidad sajona fue elevada a una posición de extrema autonomía y ampliación de derechos políticos. El Banato --repartido entre Yugoslavia, Rumania y Hungría-- fue ascendido a la categoría de provincia autónoma, mediante decreto alemán, cuando se conquistó a Yugoslavia en 1940. La minoría suabogermana de esa zona, de solo el 20 por ciento, obtuvo la autoridad sobre toda la región (Hrvatski Informativni Centar).

A las personas sajonas de Transilvania, al igual que a toda la población de sangre alemana en Europa, se les otorgó la ciudadanía alemana. Esta decisión del gobierno alemán daría, sin proponérselo, 'derecho' a Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y la URSS para expulsar a más de 10.000.000 de almas de etnia germana devolviéndolas 'a la patria', Alemania, a la que sus ancestros hacía siglos que habían dejado de ver. Después de 1940, en el mismo contexto de las transferencias de población bajo la vigencia del tratado de amistad entre Alemania y la Unión Soviética, más de diez mil personas sajonas de Transilvania (ahora residentes en Hungría) fueron transferidas a Alemania y la Polonia ocupada (Burleigh 2001, 595). Sin embargo, esta repatriación no fue forzada; la gran mayoría permaneció residiendo en la Transilvania húngara. Con el mismo propósito, los administradores de la SS en esa zona alentaban activamente a húngaros y germanos a presentarse como voluntarios en las legiones Waffen-SS, en el ejército alemán o en el Honvédség húngaro, con promesas de seguridad laboral e incentivos. Artur Phleps, un sajón transilvano él mismo, y jefe de una de las legiones SS más brutales ('Prinz Eugen'), fue el encargado de las minorías germanas de Transilvania y el Banato. En la historiografía se arguye por lo general que la comunidad sajona transilvana fue prácticamente 'forzada' a unirse a la SS, aunque esto es imposible de comprobar. Solo unos 75.000 individuos, es decir un 10 por ciento, de toda la población sajona, se unió a la Waffen-SS o al ejército (Wehrmacht) hasta el fin de la guerra, ya sea compulsiva o voluntariamente (Wien 2004, 64). Si bien es típico describir a la gente sajona como defensora radical de las atrocidades que se cometieron, y plenamente merecedora de cualquier represalia posbélica, también es digno de mencionar que la numerosa minoría judía de Transilvania casi no sufrió perturbación ninguna. La colectividad judía permaneció relativamente inalterada después de la guerra, período en el que dichas personas desaparecían al mismo ritmo que las sajonas, debido a la emigración masiva (Haug 1998, 126). Fueron sectores húngaros - y no germanos- de Transilvania, quienes emprendieron el asesinato de la población judía de la región, cuando los mencionados nacionalistas húngaros del régimen de la Cruz Flechada deportaban a esa gente a Auschwitz en 1944, lo que significó un traslado en tren de 38.000 personas a esa localidad, solo en el mes de mayo (Glajar 1997, 526).


Comandante de la SS Artur Phleps, sajón transilvano y dirigente de la nazificada comunidad germana de Rumania (BBC).

Hacia finales de 1944, la situación se había puesto de lo peor. El rey Carol II, en un intento de última hora para salvar a Rumania de verse obligada a afrontar una aplastante indemnización posbélica y las represalias soviéticas, hizo arrestar a Antonescu y le declaró la guerra al Eje. El Ejército Rojo ocupó Rumania hacia fines de ese año y orquestó una toma del poder por parte del hasta entonces insignificante partido comunista de esta nación. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, gracias a la mediación soviética, Rumania recuperó a Transilvania y su minoría sajona de manos de Hungría, mientras que el Banato y su población suabo-germana fueron repartidos entre la nueva Yugoslavia comunista y Rumania.

Numerosas minorías germanas huyeron de Rumania al final de la guerra, temiendo represalias de las autoridades soviéticas. Esta emigración incluía a criminales de guerra culpables de horrendas atrocidades, como también a inocentes que, por razones ideológicas o económicas, escapaban de la inminente invasión. Hasta 70.000 personas suabo-banatas huyeron de la frontera rumano-yugoslava cuando arribó el Ejército Rojo. Otras 40.000 fueron deportadas a la Unión Soviética para realizar trabajo forzado, y solo regresó la mitad. Por lo menos 3.000 suabos de Satu Mare también huyeron de Rumania (Zentrum gegen Vertreibung). En 1944, decenas de miles de almas sajonas de Transilvania escaparon ante el avance soviético, recibiendo apoyo y pasaportes de Alemania por intermedio de los nazis de la Volksgruppe. El comandante de la SS, Artur Phleps, de origen sajón, organizó la huida de sajones y húngaros al término del conflicto bélico. Se programó la evacuación de unas 40.000 personas de Transilvania, pero esto solo tuvo un éxito parcial dentro del tiempo disponible (Lumans 1993, 251). Hasta 150.000 individuos de etnia germana desparecieron de Rumania de esta manera, o por muertes durante la guerra, desplazamientos y evacuación (Die Zeit).

Mientras que la población suabo-banata en Serbia estaba sometida a trabajo forzado, encarcelamiento y expulsión por parte del gobierno yugoslavo (véase nuestro artículo), la minoría germana que permaneció en Rumania (tanto en Transilvania como en el Banato) tuvo una experiencia muy diferente y bastante menos brutal. A diferencia de los checoslovacos, polacos, soviéticos y yugoslavos, los húngaros y rumanos no aprobaban el concepto de responsabilidad étnica colectiva, según la cual cualquier persona de etnia germana era automáticamente culpable de genocidio, irredentismo y atrocidades bélicas. Esto se debió a que húngaros y rumanos mantuvieron una alianza estrecha con la Alemania nazi por ser países fascistas durante la guerra, llevando a cabo Rumania su propio holocausto. Así también, la población rumana no sentía odio cultural contra la comunidad germana debido a su larga historia de cooperación dentro de sus fronteras. Además, en 1945, esta nación no había sido incluida, por razones geográficas y políticas, en la Conferencia de Potsdam verificada por los Aliados, en la cual se decidió expulsar a más de diez millones de germanos de sus países a Alemania. Como consecuencia de estos factores no hubo expulsiones ni persecuciones sistemáticas de Rumania contra su minoría germana.

Sin embargo, los soviéticos, que habían perdido a más de 10 millones de personas durante la invasión germana, trataron a la población de esa etnia de manera muy diferente a cuando el Ejército Rojo ocupó la Transilvania y la Moldavia rumana.

 

 

Trabajo forzado y programa de deportación de la población sajona orquestado por los soviéticos

El decreto soviético N° 7161, firmado por José Stalin en diciembre de 1944, ordenaba que toda persona de etnia germana en los países ocupados fuera expulsada a Alemania o deportada a la Unión Soviética para que realizara trabajos forzados o para ser encarcelada. Con la posible excepción de familias numerosas dependientes de madres sin cónyuge o que tuvieran referencias concretas de resistencia heroica antifascista, todos los varones de etnia germana de entre 17 y 45 años y las mujeres entre 18 y 30 años en Rumania debían ser despachados en trenes a fin de trabajar en canteras, campos de labores forzadas e industrias de la Unión Soviética. El resto habría de ser expulsado a la Alemania ocupada. Nicolae Rădescu, el sucesor de Ion Antonescu, designado por el rey, expresó una gran 'sorpresa' por la orden soviética y se negó a participar en la expulsión de la minoría germana de Rumania. Además, el gobierno temía que la expulsión de un sector minoritario de más de medio millón de personas dejara postrada a la ya quebrada economía posbélica. La falta de participación rumana provocó el fracaso del plan soviético de desalojo universal de tales minorías en Rumania. Es más, el gobierno de Alemania Occidental expresó su beneplácito por el trato clemente y respetuoso hacia los prisioneros germanos por parte de esa nación (Castellan 1971, 66). Esto se puso en evidencia en el caso de Oskar Pastior, un germano de Rumania que fue enviado a trabajo forzado en la URSS, pero devuelto más tarde para desempeñarse en círculos académicos de su país, sin obstrucción alguna, durante la década de 1950. El último dictador de Rumania, Nicolae Ceausescu, incluso pidió disculpas más tarde por cualquier daño infligido a la minoría germana, aunque se trató de un acto de especulación política.

Cuando arribó el Ejército Rojo, como era de esperar, los nazis más conspicuos y los comandantes de la SS fueron ejecutados. Los oficiales de la SS en Transilvania y Besarabia (Moldavia) también fueron fusilados o encarcelados. Decenas de miles de personas rumanas y sajonas fueron apresadas o ejecutadas de igual manera (Glenny 1999, 52). A posteriori, la Unión Soviética procedió a poner su mira en la población germana, húngara y rumana del norte de Rumania, a la que consideraban ideológicamente sospechosa. En Rumania, como en toda Europa Oriental, los soviéticos juzgaban a las minorías germanas universal y colectivamente culpables de las atrocidades cometidas por Alemania durante la guerra. A la postre, por lo menos 75.000 almas germanas civiles fueron arrestadas en Rumania, deportadas a la Unión Soviética, encarceladas y sometidas a trabajos forzados. En la mayoría de los casos, las personas germanas y húngaras, que habían sido desplazadas, eran retenidas en prisión y campos de trabajo durante seis años, en las famosas condiciones infernales soviéticas. Por lo menos 30.000 eran sajonas procedentes de Transilvania (Gündisch 2). Unas 10.000 (15 por ciento) murieron bajo custodia de la URSS como consecuencia del hambre, el agotamiento y las enfermedades (Castellan 1971, 68). Gran parte cumplió labores en la RSS ucraniana, especialmente en las canteras. Para 1951, quedaron en libertad la mayoría de estas personas germanas que habían sido deportadas de Rumania por los soviéticos. La mitad optó o fue obligada a escapar de la órbita soviética huyendo a la Alemania ocupada (Clarkson). A su vez, Rumania perdió una población germana de cerca de 50.000 habitantes a causa de la reubicación pergeñada por los soviéticos (BMV, 75E- 80E). Un dato interesante lo constituye el hecho de que la misma cantidad de germanos sajones de Transilvania que se unieron a las Waffen-SS (ya sea de manera 'forzosa' o voluntaria) fueron enviados a la URSS para ser utilizados en trabajo esclavo (cerca de 75.000). Se desconoce cuántas almas sajonas desplazadas por los soviéticos estuvieron directamente implicadas en las atrocidades bélicas. Las autoridades de la Unión Soviética optaron de un modo abstracto por el mismo número de germanos rumanos que se alistaron en la SS para determinar la cantidad que estaría sujeta a deportación, pero arrestaron a personas en forma indiscriminada, basándose en cualquier sospecha de simpatía reaccionaria o pro-fascista. Sin embargo, el amplio respaldo rumano al fascismo fue convenientemente desechado. Ha de agregarse también que por lo menos 8.000 sajones perecieron como integrantes de la Wehrmacht o SS durante el conflicto bélico. Por otro lado, más de diez mil huyeron antes de que llegaran los soviéticos. Esto significa que fueron arrestadas y sometidas a trabajos forzados muchas más almas de las que realmente eran culpables de participación directa en la Waffen SS (Zentrum gegen Vertreibung). Por cuanto en 1940 toda la civilidad sajona de Transilvania era registrada automáticamente en la Volksgruppe nazi por el gobierno rumano, y habida cuenta de que muchas personas germanas se habían distanciado del nazismo hacia finales de la guerra, es insoslayable considerar que gran parte de esta población étnica de Rumania no era culpable en general de esos vínculos pro- nazis. Esto queda en evidencia por el hecho de que liberales y comunistas eran igualmente objeto de persecución junto con los nacionalsocialistas y fascistas (Wien 2004, 65). La circunstancia de que todas las mujeres de 18 a 30 años debían ser deportadas, cuando a ellas ni siquiera se les permitía ingresar a la SS, comprueba que miles de sujetos de etnia germana en Rumania sufrieron injustamente como consecuencia de los despropósitos de Hitler y de la reconstrucción en la Unión Soviética.
En 1948, debido a los traslados de población ordenados por Hitler, las muertes en tiempos de guerra, las expulsiones posbélicas de los soviéticos y la huida a gran escala antes de la llegada del Ejército Rojo, la comunidad germana prebélica de Rumania había quedado reducida a casi la mitad (Wasserstein). Sin embargo, se debe recalcar que la desaparición de la población germana rumana no fue producto de las deportaciones soviéticas o alguna expulsión posbélica. Las personas germanas, húngaras y rumanas fueron liberadas de los campos de prisioneros en la URSS y por lo general autorizadas a regresar a Rumania en 1950.

 


(fuente: dradio.de)

 

La desaparición de la población germana por emigración masiva durante la era comunista en Rumania

A diferencia del desplazamiento forzado de la población germana dobrujense, bucovina y banata de Rumania, la principal razón para la desaparición casi total de la comunidad sajona de Transilvania, después de 800 años de radicación, no fue la expulsión, sino la emigración masiva de la República Popular de Rumania comunista.
La antedicha Rumania emprendió muy pronto un proceso político sumamente autónomo, separado en gran medida de la influencia soviética. Como consecuencia, la minoría germana no estuvo sometida a los decretos de la URSS que provocaron la expulsión de millones de personas germano-prusianas en Polonia. Sin embargo, la comunidad sajona rumana, que ahora vivía bajo un nuevo sistema comunista, se encontraba afectada por las estrategias económicas y políticas de los dictadores rumanos Gheorghe Gheorghiu-Dej y Nicolae Ceauşescu, que gobernaron desde 1950 hasta 1989. Así, la expansión del centralismo gubernamental en Bucarest erosionó profundamente las instituciones independientes de la población sajona y suabo-banata de Transilvania, desde el punto de vista político y cultural. Bajo dicho régimen centralizado con mano de hierro, considerado típicamente estalinista, Rumania aplicó el encarcelamiento y los campos de trabajos forzados, sistemas sin parangón en la Europa Oriental después de la muerte de Stalin (Glenny 1999, 553). De ese modo, valiéndose de una técnica de red policial secreta, llamada Securitate, las estrategias económicas y políticas del gobierno comunista rumano tuvieron consecuencias devastadoras para las minorías germanas, a tal punto que las indujo a huir en masa. Por supuesto, las poblaciones rumanas y húngaras se vieron igualmente afectadas. No obstante, la comunidad germana todavía gozaba de derechos políticos y culturales que la reconocían como un grupo minoritario dentro de la Rumania comunista. La colectividad germana rumana estaba representada por Rudolf Mayer, bajo la férula del Comité Antifascista orquestado por el gobierno como agente para la re-educación de las personas germanas y húngaras en pos de una lealtad nacional y de la ideología comunista.

A pesar de este reconocimiento de pluralidad étnica, las minorías se sentían notoriamente marginadas por el pronunciado nacionalismo cultural y étnico de Rumania que en forma progresiva era más ubicuo, de manera especial bajo la hegemonía de Ceauşescu. Los rumanos realzaban su idiosincrasia étnica dacia independiente y su acentuada autonomía respecto de la influencia de la Unión Soviética. En la década de 1950, las escuelas e instituciones de habla alemana, que habían sido reconocidas con anterioridad, fueron fusionadas con escuelas rumanas, las que se pusieron a cargo de personal de esta etnia, de modo que gran parte de los alumnos eran rumanos aun en los establecimientos que hasta entonces habían sido de mayoría germana (McIntosh 1995, 942). Este fue un aspecto de la campaña de rumanización que erosionó la anterior independencia de la población germana de Rumania y motivó su emigración. En una palabra, esta constituía de nuevo una acción fundamentalmente política; no tenía el propósito de someter en forma directa a la minoría germana, ya sea por razones étnicas u otras.

Hacia finales del régimen de Ceauşescu, en las décadas de 1970 y 1980, el complejo nacionalismo rumano se expandió. Ceauşescu se aprovechó del fuerte antisemitismo y la xenofobia bastante arraigados en la sociedad rumana, sometiendo así directamente la ya limitada autonomía de las minorías húngara, roma (gitana) y germana (Glenny 1999, 606). Todos estos factores motivaron a sajones y húngaros, ya cercanos a la frontera con Hungría, a emigrar voluntariamente dejando atrás la comunidad sajona octocentenaria en ruinas. Se admite que este éxodo masivo nunca fue intención del gobierno rumano. Sin embargo, sus políticas intencionales provocaron la ruptura de las instituciones y la identidad de la minoría sajona. De la misma manera, debido al sistema económico y político de los regímenes comunistas, la población residente en lugares rurales distantes de Transilvania era relegada a mudarse con frecuencia a localidades urbanas alejadas en busca de empleo y educación. La centralización del gobierno de la Rumania comunista y la disminución de la autonomía de su Transilvania indujo a 600 mil personas (de todos los grupos étnicos) a abandonar esta región rumbo a grandes ciudades, en particular a Bucarest. Unas 280 mil almas se fueron de Rumania propiamente dicha a Transilvania, a fin de trabajar o construir nuevos proyectos gubernamentales colectivos (Arpad). Estos movimientos trastrocaron la distribución étnica de la zona transilvana y, en combinación con la emigración en masa de personas húngaras y germanas, fomentó la desaparición del patrimonio germano de Transilvania.

La política que más afectó directamente a la sociedad autónoma sajona y suaba fue la política de confiscación de tierras y propiedades. Su efecto significó el desmantelamiento de los cimientos comerciales y políticos independientes de las comunidades germana y húngara en Transilvania, sometiéndolas a control estatal. La incautación de propiedades y fincas familiares sajonas y húngaras, que sus antepasados habían mantenido por siglos, significó un fuerte impulso para un éxodo masivo hacia el exterior de Rumania (Weiner 1998, 189). Se acusaba a las poblaciones germanas de ser desmesuradamente pudientes en su condición de terratenientes y aristócratas, motivo por el cual estaban en la mira confiscatoria de tierras y su redistribución a la mayoría rumana originaria. Las casas familiares sajonas que habían sido desalojadas por causa de las deportaciones de los soviéticos o de las confiscaciones eran entregadas a familias campesinas pobres de etnia rumana (Verdery 1993, 184). Aun después de que las tierras colectivizadas fueran devueltas gradualmente, en la década de 1980 y en particular después de la ejecución pública de Ceauşescu por una turba en 1989, las minorías sajona y húngara de Transilvania estaban indignadas porque no se daba respuesta a sus reclamos. Una gran parte de la población alegaba que solo había recibido parcialmente la tierra devuelta, mientras que una proporción exagerada se entregaba a personas rumanas. Después de la caída del comunismo, la colectividad de etnia germana estaba enfurecida porque no se devolvió la tierra a sus dueños originales (la comunidad sajona), sino a familias rumanas que resultaron titulares de las tierras por confiscaciones de las propiedades de los civiles de etnia germana (Verdery 1993, 184). La gente rumana alegaba con razón que la minoría sajona había controlado durante 800 años una proporción desmesurada de tierra en Transilvania, subsumiendo los derechos de la mayoría rumana. Con todo, estos problemas económicos y políticos alentaron una emigración masiva de familias sajonas y húngaras de esa región y provocaron una fuerte contumacia interétnica. Una persona rumana respondió a las quejas germanas en cuanto al supuesto trato desigual, diciendo: “¿Por qué no se van ustedes, la gente germana? ¿Qué otra cosa quieren de este lugar? Esta tierra es nuestra' (Ibid.). No se sabe cuánto de verdad o exageración había en las demandas sajonas. Ha de mencionarse una vez más que resulta groseramente irritante hacer comprender la existencia de un sistema de opresión étnica intencional por parte de Rumania contra su minoría germana. Era inevitable que una clase pudiente minoritaria, sajona y aristocrática sufriera con severidad por las confiscaciones de tierra en un régimen comunista. La intrusión en aldeas germanas rumanas y la incautación de sus tierras familiares era puramente ideológica y económica, es decir, no se trataba de una discriminación directa contra la etnia germana en esa nación.

Otro decreto del gobierno comunista de Rumania, a cargo de Gheorghe Gheorghiu-Dej, infligió un gran sufrimiento a la comunidad estrella suabo-banata de la zona fronteriza occidental con Yugoslavia. Conforme a las estadísticas de 1948, había un aproximado de 170.000 almas suabas en el Banato rumano (Zentrum gegen Vertreibung). La minoría germana yugoslava había recibido un trato de mucha suspicacia por los gobiernos comunistas posbélicos de Yugoslavia y Rumania. Esta situación se debió a que numerosas personas suabobanatas, como las serbias y croatas también, habían participado en horrendas atrocidades étnicas durante la guerra. El régimen comunista yugoslavo posbélico, dirigido por Jozip Broz 'Tito', sometió a la mayoría a trabajos forzados y expulsión (véase artículo). Por el contrario, la población suaba germana del Banato rumano (parte de Transilvania) no se vio afectada por un castigo colectivo, de la misma manera que sucedió con la comunidad sajona de esa región. Sin embargo, Rumania persistió en su desconfianza hacia la ciudadanía suabobanata por temor a la deslealtad, sospechas de expansión irredentista o independencia, y su cercanía a una Yugoslavia políticamente muy discordante. Por esa razón, la colectividad suaba estaba sujeta a discriminación en el Estado policial de Rumania (Glajar 1997, 523). Y lo más importante, el Banato contaba con una numerosa minoría serbia que infundía temor, en aquel país, de que esta región fuera incorporada a Yugoslavia. Es así como por todos estos factores, las poblaciones minoritarias (suaba, serbia, húngara) del Banato rumano eran controladas muy de cerca por la Securitate.



Foto tomada por el autor de la colección de reliquias de la era comunista en el nivel subterráneo del Museo del Campesino Rumano, en Bucarest, Rumania. La figura principal es Gheorghiu-Dej. (ACCIONAR PUNTERO PARA AUMENTAR TAMAÑO)

 

Después de 1951, Gheorghiu-Dej ordenó que las poblaciones serbias, húngaras y suabas en la frontera rumano-yugoslava fueran obligadas a marchar a punta de pistola por cientos de kilómetros hasta las planicies de Bărăgan, en el sur de Rumania, acontecimiento que se conoció como las Deportaciones de Bărăgan. Por lo menos 10.000 personas de etnia germana, húngara y serbia fueron desalojadas (Zentrum gegen Vertreibung). Su patrimonio familiar fue confiscado y requisado por el Estado, como parte de la redistribución de tierras de la pudiente minoría suaba entre el campesinado de etnia rumana. En su nueva radicación, se requería de la población desplazada que construyera sus propias casas con materiales provistos por el gobierno. Ciertas fuentes indican que algunas familias deportadas tuvieron que vivir en huecos cavados en el suelo antes de terminar sus improvisadas cabañas. No se autorizó a la Cruz Roja para que entrara a supervisar si se les dispensaba el debido trato a las personas desalojadas (De Zayas 1979, 126). Numerosas fuentes polémicas informan del fallecimiento e inanición de miles de almas, pero son casos sin verificar y muy exagerados. Otra fuente calcula hasta 125.000 muertes de personas germanas de Rumania como consecuencia de las deportaciones soviéticas y rumanas (De Zayas 1979, 70). El gobierno de Alemania Occidental alega absurdamente un total de 785.000 personas desplazadas de aquella nación por autoridades rumanas y soviéticas en conjunto, de las cuales 347.000 fueron mediante expulsión y más de 101.000 por deceso. Resulta extraño porque estas cifras superan a toda la población germana de Rumania (SBD 1958). No obstante, el gobierno rumano fue muy clemente con esta deportación. Si bien identificó a la comunidad germana banata como grupo étnico peligroso que debía ser desalojado por razones de seguridad, decidió reubicarlo en los planes de vivienda con subsidio gubernamental, en vez de expulsarlo, como sucedió en Checoslovaquia y Yugoslavia. Solo una parte de la colectividad suabobanata fue desplazada. La población germana del Banato, en cambio, desapareció por emigración voluntaria, al igual que la sajona de Transilvania. Y en lo que fue probablemente el Estado policial más rígido de Europa Oriental, Rumania optó por no encarcelar o ejecutar a las personas germanas que consideraba sospechosas. De igual manera, después de su reubicación, el gobierno rumano reconoció nuevas escuelas y teatros de habla alemana (Glajar 1997, 523).

 


Deportaciones de Bărăgan, población germana forzada a abandonar sus hogares familiares y reconstruir sus casas en terrenos para viviendas subsidiadas a cientos de kilómetros de distancia (fuente: oestlichenachbarn.bayern.de)


(fuente: dvhh.org/banat/history/baragan/weber_index.htm)


(fuente: dvhh.org/banat/history/baragan/index.htm)


(fuente: dvhh.org/banat/history/baragan/index.htm)

 

A la postre, pese a que las deportaciones del gobierno rumano fueron las únicas moderadas, la comunidad germana de Rumania fue siendo relegada de modo creciente, lo que provocó su huida de ese país. Habían perdido en gran parte sus sociedades independientes y el gobierno propio local. También el patrimonio que sus ancestros habían desarrollado durante siglos. Por presión de los factores mencionados, se produjeron masivas olas emigratorias de población germana rumana, desde 1944 hasta la caída de la Rumania comunista sobre el cadáver de Ceauşescu, lo que fue causa de la desaparición casi completa de las colonias sajonas de 800 años de antigüedad y la suabo-banata de 300 años. El postrer 'Programa de Racionamiento Alimentario' de Ceauşescu, que restringía la dieta rumana a raciones nocivas, agravó el éxodo de emigrantes de etnia germana. Después de 1989, esta situación se vio exacerbada por un sentimiento anti-minoritario que se incrementaba contra las colectividades húngara y germana de Rumania, en momentos en que la sociedad rumana se debatía por definir una nueva economía capitalista y un sistema político liberal (Hosking 1992, 466). Decenas de miles de sujetos de etnia germana y húngara solicitaban incansablemente visas de salida para emigrar a Alemania, Austria y Hungría. El régimen de Ceauşescu cobraba un altísimo precio por las visas para abandonar el bloque comunista. La mayoría empobrecida no disponía de tales recursos, y se cuenta que hubo familias que estuvieron a la espera con su equipaje listo durante años (Riley 2008, 37). Muchas personas germanas y húngaras fracasaban intencionalmente en la escuela o trabajaban lo menos posible para forzar al gobierno rumano a otorgarles pasaportes con el objeto de disminuir el costo social (Verdery 1985, 74). Hacia finales de la era comunista, estas dificultades se fueron aliviando gradualmente cuando Rumania se tambaleó en una terrible bancarrota. Ceauşescu respondió a una oferta de Alemania Occidental de pagar a Bucarest 7.000 marcos alemanes por la concesión de visas de salida a familias germanas rumanas. Rumania estaba ansiosa por conceder pasaportes a personas judías a cambio de dinero para que se marchasen. Las familias germanas estaban autorizadas a irse y llevarse solo lo que pudieran cargar consigo. Su propiedad era requisada por el Estado o entregada a campesinos rumanos, o caía en dilapidación antes de ser ocupada por los gitanos (Riley 2008, 38). Solo en 1978, se permitió a 11.000 habitantes retirarse de esa manera (Gündisch 1). La población húngara, que odia acremente a la rumana, se valió en forma pragmática de la oportunidad. Unas 88.000 almas húngaras salieron de Rumania entre 1977 y 1982, el 95 por ciento de ese número debido a la emigración en las mencionadas condiciones (Haug 1998, 143). Después de 1980, salieron más de 10.000 civiles de etnia germana por año. Unos 300.000 individuos de esa etnia emigraron entre 1950 y 1990 (Orschlies 1998, 156-73). En general, la población germana que se quedó eran personas mayores o enfermas y por encima de la edad fértil. Esto profundizó la declinación de la comunidad sajona de Rumania. Dicha población sajona rumana tenía ya una muy baja tasa de natalidad (Riley 2008, 43). En el Banato rumano actual viven menos de 30.000 habitantes de etnia germana, una merma pronunciada si se tienen en cuenta los cerca de 400.000 residentes que había antes de 1945 (Zentrum gegen Vertreibung).

Si bien las minorías no padecieron discriminación oficial bajo los gobiernos de Gheorghiu-Dej y Nicolae Ceauşescu por razones estrictamente étnicas, la política cultural y estatal rumana se hizo cada vez más exclusiva y nacionalista a medida que se incrementaba el culto a la personalidad de Ceauşescu. Cuando Rumania se libró formalmente de la influencia soviética y se distanció del Pacto de Varsovia (negándose a invadir a Checoslovaquia en 1968, a pesar de las advertencias de la URSS), la identidad nacional rumana giró cada vez más alrededor de la distintiva herencia popular etno-nacional Vlach (rumana) de las antiguas Dacia, Tracia y Vlad Tepes Dracul. Incluso Antonescu, el dictador fascista y visceral antisemita, que alió a Rumania con Adolfo Hitler, fue rehabilitado bajo el régimen de Ceauşescu como héroe de la independencia rumana. En este contexto cada vez más nacionalista, las minorías germanas y húngaras, por cierto muy distintivas, se sintieron sensiblemente dejadas de lado. Cuán legítimas hayan sido estas percepciones de discriminación es tema de disputa. Sin embargo, se reconoce universalmente que se clausuraban en general las instituciones de habla húngara y alemana, dando rápido curso a una política de asimilación lingüística. Esto contribuyó a la emigración de las minorías de Rumania. La sensación de tal discriminación era evidente al término del régimen de Ceauşescu, en 1989. Antes de que fuera depuesto por unas turbas y eventualmente ejecutado por un pelotón de fusilamiento, las comunidades húngara y germana protestaron en todo el país. La protesta más famosa fue la organizada por el húngaro László Tökés en la ciudad occidental de Timişoara.

El despoblamiento masivo de la etnia germana en Rumania por causa de la emigración llevó al colapso de la octocentenaria colectividad sajona. Se cerraron las escuelas e instituciones académicas de habla alemana, a causa de la carencia de estudiantes. Para 1990, solo se contaban 96.000 personas sajonas en el país, diseminadas en 266 pequeños poblados y ciudades (Gündisch 1). A posteriori, unas 160.000 almas germanas se fueron de Rumania, desde 1989 hasta 1991 (Zentrum gegen Vertreibung). Hermannstadt (Sibiu), antigua vibrante capital comercial germana de Transilvania, pasó de ser 22 por ciento germana al 1,6 por ciento en la actualidad, con 2.508 habitantes. Kronstadt ((Braşov), el antiguo centro de la Orden de los Caballeros Teutones, bajó del 44 por ciento al 2,55 por ciento, esto es 83 personas (Centrul..). Satu Mare, poblada alguna vez por casi diez mil suabo-satumarinos, contabiliza actualmente el 3,6 por ciento de etnia germana. Dobruja, en la frontera con Bulgaria, que en algún momento llegó a tener más de 10.000 germano-dobrujenses, cuenta en esta época solamente con 398, lo que equivale al 0,04 por ciento (Sallanz). La población total germana en Rumania se redujo de casi 800.000 personas (4,1 por ciento), antes de la Segunda Guerra Mundial, a solo 66.646 (0,3 por ciento) en los tiempos actuales (CIA World Factbook). Esto significa una reducción del 91,5 por ciento en las destruidas comunidades germanas de Dobruja, Bucovinia, Banato y Transilvania.


Foto tomada por el autor del principal monumento de protesta pública contra el régimen de Ceausescu en 1989, en conmemoración de los 'mártires' cerca de la plaza de la revolución en Bucarest, Rumania. Los primeros tramos de la revuelta contra dicho régimen se produjeron, al menos según la recordación tradicional, entre las discriminadas minorías húngara y germana (ACCIONAR PUNTERO PARA AUMENTAR TAMAÑO).

 

 

Actual situación auspiciosa del pequeño remanente germano en Rumania

En la actualidad, la situación de las pocas personas germanas que se quedaron en Rumania constituye una interesante y positiva cuestión. Las comunidades suabobanata y sajona de Transilvania están representadas en Alemania y Austria por una serie de grupos de interés político. Muchos círculos representativos son reconocidos por las autoridades gubernamentales locales. Entre ellos se cuentan la Comunidad Sajona de Transilvania en Alemania (publicación en la red informática), la Comunidad Suabo-Banata, el Centro contra las Expulsiones y la Federación de Personas Expulsadas. La renombrada ministra bávara, Bárbara Stamm, respaldó públicamente a los grupos de interés suabo-danubianos y sajones, mientras que en Munich la alcaldesa, Gertrud Burkert, se reunió con cónsules rumanos y húngaros que representaban a la población suaba y sajona desplazada. Muchas personas germano-rumanas, expulsadas al extranjero, remitían dinero a sus parientes en Rumania. Un pequeño número incluso ha regresado a ese país para fomentar la inversión y la construcción (Riley 2008, 43-44). Algunas personas germano-rumanas –tanto en Alemania como en Rumania-- exhiben una especie de conflicto de identidad. Las que viven en Alemania temen ser étnicamente discriminadas por hablar rumano, o despreciadas como gitanas u otra clase de condición rumana. En Rumania, se encuentran personas que afirman ser difamadas por su etnia germana (Ibid.). La escasa población germana que vive en dicha nación actualmente ha sido calificada por algunos eruditos como 'desajustada', con las características independientes y culturales de su etnia disminuidas, como recurso de supervivencia y también como clave de éxito en ciudades que son abrumadoramente rumanas en la actualidad, y que fueron sajonas en el pasado (Verldery 1985, 66). Aún perdura un notable antagonismo étnico, en particular entre las colectividades húngara y rumana que se tratan mutuamente con hostilidad.

En Rumania, la minoría germana está bien representada en la sociedad e incluso en el gobierno nacional por una serie de organizaciones sociales. El principal grupo de interés político de tal minoría en su conjunto es el Foro Democrático Germano, o Forumul Democrat al Germanilor din România (publicación en la red informática). Otros son el Foro Regional Transilvano, el Foro Democrático Germano-Banato y varias agrupaciones comunitarias, académicas y luteranas. Existen también algunos periódicos de habla alemana, incluyendo la Deutsche Zeitung für Rumänien (publicación en la red informática). A pesar de que Hermannstadt (actualmente Sibiu), antigua capital de la Transilvania sajona, tiene apenas un 1,6 por ciento de habitantes de etnia germana, su población rumana votó de manera abrumadora por el Foro Democrático Germano y eligió al sajón Klaus Johannis como su alcalde, lo cual constituye un hecho de lo más destacable. Esta circunstancia se ha explicado primordialmente como resultado de la gran desconfianza de la población rumana en la acuciante corrupción de políticos formados por Bucarest. Muchos directores nacionales [de entidades gubernamentales], curadores de museos y prominentes autoridades universitarias son de ascendencia étnica germana, incluyendo al Dr. Ernest Oberländer-Tarnoveanu, presidente de la Comisión Nacional Rumana de Museos y Colecciones. En nuestra entrevista con él, quedó demostrado que las minorías germanas han adaptado en efecto su estilo de vida e identidad nacional a las condiciones políticas y económicas cambiantes de la historia rumana, ya sea en el marco del comunismo como en el período democrático posterior a 1989. Muchos hablan en casa únicamente rumano, pero conservan sus diferencias étnicas y culturales germanas. Otras personas mantienen una identidad germano-rumana combinada, definiéndose desde el punto de vista étnico y cultural como de filiación germana, pero leales por nacionalidad al Estado de Rumania.

La nación rumana ha reconocido formalmente las deportaciones (ejecutadas por sí misma) y las expulsiones (perpetradas por soviéticos) contra la comunidad germana. Incluso la publicación en la red informática oficial de la localidad de Sibiu conmemora la desaparición de la minoría sajona. Una gran parte de los letreros en la ciudad están formalmente en idioma alemán, a pesar de que la población germana ha desaparecido. Numerosas fuentes e investigadores historiográficos están prestos a abocarse al tema de la penosa situación de la gente rumana y germana por igual, a lo largo del siglo 20.

La crónica octocentenaria de los pobladores de etnia germana en Rumania se diferencia de los cuantiosos desalojos posbélicos de esas minorías étnicas en Europa Oriental. Las colonias germanas de Dobruja, Besarabia y Bucovinia desaparecieron como consecuencia de la política exterior de Adolfo Hitler. Pero, mientras que Checoslovaquia expulsó directamente a más de 3.000.000 de personas germanas de los Sudetes, y Polonia y la URSS expulsaron a más de 5.000.000 de integrantes de la población germano-prusiana, el 91,5 por ciento de la colectividad germano-rumana de casi un millón de miembros desapareció por su voluntad, presionada - sin intención- a escapar de las desastrosas políticas de los gobiernos rumanos comunistas que erosionaron contundentemente los cimientos políticos y económicos independientes de esta antigua comunidad colonizadora.


Grupos de interés sajones de Transilvania y germano-rumanos están activos en Rumania, Alemania y Austria (fuente: siebenbuergen.de)



La evolución de la minoría alemana en Rumania hasta hoy (Haga clic para ampliar) (Heinen, Situation in der Gemeinschaft unabhaengiger Staaten)

 

 

Fuentes/Bibliografía

Personal interviews and research in Romania with descendants of Saxons adopting to a Romanian-German identity in modern Romania.

Our interview with Dr. Ernest Oberländer-Tarnoveanu, Chair, National Commission of Museums and Collections.

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Estadísticas demográficas

1880, década- 211.748 almas de etnia germana en la Transilvania húngara habsburga (población sajona, suabo- banata y suabo- satumarina). Alrededor de 150.000 personas de esa etnia en la austríaca Bucovinia-Galicia, de un total de 4.500.000.

1910- Una población suaba en el Banato húngaro de 388.000 habitantes (24,5 por ciento del total), cerca de 73.000 en la Bucovinia propiamente dicha y Czernowitz (9,2 por ciento), alrededor de 234.085 de etnia germana en Transilvania (aproximadamente 8,5 por ciento).

1920- Con el Tratado del Trianon y la anexión de Transilvania y el Banato de Hungría a Rumania, este país adquiere una minoría sajona de alrededor de 235.000 civiles y una suabobanata de más de 270.000.

1930- Unas 275.000 personas suabas en el Banato rumano, 237.416 en la Transilvania rumana (8,2 por ciento en el lugar), por lo menos 32.366 en Rumania propiamente dicha. Total 745.421 habitantes de etnia germana en toda Rumania (4,1 por ciento), 75.533 en la Bucovinia rumana, 12.581 en la Dobruja rumana. La capital sajona de Hermannstadt es 22 por ciento germana, y Kronstadt el 44 por ciento.

1939- Un total de 782.246 habitantes de etnia germana en toda Rumania (Bucovinia, Dobruja, Transilvania y Banato).

1941- Después de perder la Transilvania a manos de Hungría por tramoya alemana, Rumania pierde casi un tercio de su población germana, de un poco menos de 800.000 almas anteriormente a las 550.000 después de 1940. Unas 13.979 personas germanas se mudaron de la Dobruja rumana a Alemania en 1940 (solo quedó el 2 por ciento), y unas 200.000 de Rumania en general (incluyendo Bucovinia y Transilvania).

1945- Hacia finales de la guerra y la devolución de Transilvania a Rumania, se contaban unas 200.000 personas germanas en el Banato rumano. Unas 750.000 en toda Rumania; y 343.913 en Transilvania.

1956- Un total de 384.708 habitantes de etnia germana se hallaban en Rumania, una gigantesca disminución, debido principalmente a emigración masiva (2,2 por ciento).

1989- La cantidad de 96.000 almas de etnia germana se encontraban en Transilvania. Unas 242.326 emigraron desde la década de 1950 hasta 1989. Unas 600.000 personas (mayormente rumanas) se mudaron a Transilvania en ese período, y unas 280.000 se fueron, ya al exterior ya a Bucarest y otros centros urbanos (en su mayoría de ascendencia húngara y germana).

1992- Había un total de 119.462 personas germanas en Rumania.
En la actualidad (último censo en 2002)- 66.646 almas germanas permanecen en toda Rumania (0,3 por ciento). De éstas, 60.088 están registradas en Transilvania. Hermannstadt (Sibiu) tiene hoy día el 1,61 por ciento de población étnica germana (2.508 de un total de 154.892), habiendo tenido el 22 por ciento en 1930. Kronstadt (Braşov) cuenta en la actualidad con una comunidad germana del 2,55 por ciento, con 83 personas. La región de Satu Mare en Transilvania conserva el 3,6 por ciento de personas germanas (el registro dice: 1.110 'germanos', 487 suabos satumarinos y 10 sajones).

Cambio global: 782.246 almas en el momento de mayor población hasta un descenso de menos de 66.646 en la actualidad (una pérdida del 91,5 por ciento).

Fuentes- [1] [2], [3], [4] [5] [6], [7], [8], [9], Kann 1979, 606; Livezeanu 2000, 135; Castelan 1971, 52-53; government censuses; Lumans 1993, 107; Weiner 1998, 164; y Bundesministerium für Vertriebenenfrage; CIA Factbook.

 

 

 

Personalidades de renombre: sajonas de Transilvania y suabo-banatas

Stephan Ludwig Roth (1796-1849)- intelectual germano y pastor luterano que se desempeñó con los tres grupos étnicos en Transilvania, y apoyó activamente a la comunidad sajona. Fue ejecutado por nacionalistas húngaros después de la triunfante Revolución Húngara.

Augustin Pacha- conspicuo obispo católico romano del siglo veinte de Transilvania.

Adolf Schullerus (1864-1928) – famoso historiador que escribió el diccionario Trans Sax.

Herta Müller (1953-)- influyente escritora y poeta de Nitchidorf, Rumania, que adquirió renombre por su documentación personal de la era Ceauşeascu durante el comunismo rumano, y quien ganó el Premio Nóbel de literatura en 2009. Su padre prestó servicio en la SS.

Iancu Sasul- príncipe de la Moldavia bajo ocupación otomana a finales del siglo 16. Era medio sajón, hijo del soberano moldavo Petru Rareş casado con una mujer sajona. Ejecutado por rivales políticos.

Hermann von Burgneustädten (1860-1934)- renombrado comandante militar del Imperio Austro-Húngaro.

Hermann Oberth (1894-1989)- figura destacada en tecnología misilística espacial.

Horst Köhler (1943-)- presidente de Alemania. De familia germana besárabe-bucovina del norte de Rumania.

Tobias Stranovius (1684-c1735)- singular pintor sajón, que con frecuencia usaba estilos reminiscentes del flamenco.

Oskar Pastior (1927-2006)- literato rumano, traductor y erudito, expulsado en 1945 rumbo a los gulags soviéticos. Regresó a la Rumania comunista para participar en obras de idioma alemán durante la década de 1950.

Carl Filtsch (1835-1845)- niño prodigio, músico discípulo de Frederic Chopin antes de su muerte temprana. Hay quienes cuestionan su ascendencia étnica.

Arthur Arz von Straussenburg (1857-1935)- afamado comandante del ejército austro-húngaro antes de las disolución del imperio. Nacido en Hermannstadt.

Samuel von Brukenthal (1721-1803)- estrecho asesor de la Emperatriz María Teresa, gobernador de la Transilvania bajo dominio germano.

Georg Daniel Teutsch (1817-1893)- historiador, teólogo y dirigente luterano, que representó a toda la población sajona en Transilvania.

Otto Roth- político suabo-banato del siglo 20 que declaró la independencia del Banato en 1918 para evitar la incorporación de su población húngara y germana a Serbia (Yugoslavia) o Rumania.

Wilhelm Georg Berger (1929-1993)- compositor de Rumania.

Friedrich von Bömches (1916-)- afamado fotógrafo de guerra y pintor expulsado a la RSS de Ucrania para trabajo forzado.

Hans Fronius (1903-1988)- artista liberal de principios del siglo 20 en Austria.

Klaus Johannis (1959-)- dirigente del Foro Democrático de Germanos en Rumania, representante de la minoría germana.

Conrad Haas (1509-1576)- una de las primeras personalidades en el desarrollo de la cohetería y lanzamiento con fines bélicos.

Johannes Honter (1498-1549)- cartógrafo, erudito y teólogo de Kronstadt, que usó la imprenta y la educación para convertir a la población sajona de Transilvania al luteranismo. Uno de los primeros editores a gran escala.
Christian Schesaus (1535-1585)- erudito, teólogo y pastor luterano de prestigio en Kronstadt.

Johann Somerus (1542-1574)- teólogo, historiador y biógrafo sajón.

Peter Haller- alcalde de Hermannstadt en el siglo 16, colaboró en la redacción del 'Orden de la Iglesia para toda la población sajona de Transilvania'.

Johannes von Harteneck (1664-1703)- figura política que supervisó la integración de la población luterana sajona en el católico reino Habsburgo, y ayudó a protegerla de conversiones relegadas.

Fritz Fabritius- dirigente de la primitiva extrema derecha en los movimientos nacionalsocialistas entre la población sajona después de la Primera Guerra Mundial.

Rudolf Brandsch- sucesor de Fabritius, gozó de influencia hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Géza von Cziffra (1900-1989)- escritor, artista, cineasta suabobanato, arrestado por los nazis en Checoslovaquia.

Nikolaus Lenau (1802-1850)- escritor y poeta suabo-banato bajo el dominio Habsburgo.

Artur Phleps (1881-1944)- comandante de la Waffen-SS, que prestó servicio tanto en el ejército austro-húngaro como en el alemán durante ambas guerras. Nació en las afueras de Hermannstadt. Jefe de la división Prinz Eugen, responsable de numerosas atrocidades en las Banato y Yugoslavia ocupadas.

 



Publicaciones en red informática y organizaciones recomendadas

Archivo documental rumano - Consiliul Naţional Pentru Studierea Arhivelor Securităţii (C.N.S.A.S./Consejo Nacional para el Estudio de Archivos de la Securitate [rumana] – accionar puntero aquí. Personas académicas pueden solicitar los registros.


Cornelia, Herlacher. "Nikolaus Berwanger – Leben und Schaffen eines Rumäniendeutschen." Universidad de Viena, 2008. Véase: http://othes.univie.ac.at/1017/1/2008-08-20_0100683.pdf


Instituto para la Investigación de Crímenes Comunistas y la Memoria del Exilio Rumano – accionar puntero aquí.


Verband der Siebenbürger Sachsen (Asociación Oficial de Sajones de Transilvania, en Sajonia, Alemania) – accionar puntero aquí.


Foro Democrático de Germanos en Rumania (Forumul Democrat al Germanilor din România) – accionar puntero aquí.


Deutsche Zeitung für Rumänien (Periódico en alemán de Rumania) - accione puntero aquí.


Siebenbürger Sachsen in Baden-Württemberg (representación de emigrantes sajones a Alemania) – accionar puntero aquí.


Academia evangélica (luterana) para la población sajona en Rumania (Academia Evanghelica Transilvania) – accionar puntero aquí.


Siebenbürger-Sächsische Stiftung (Fundación sajona sieteburguense [Transilvania]) – accionar puntero aquí.


'Sibi-Web', sajones de Transilvania en la red informática (auf Deutsch) – accionar puntero aquí.


Siebenbürger-Jugend (Juventud sieteburguense [sajona de Transilvania]) – accionar puntero aquí.


Siebenbürger Landler (Landler.com, destinado a la población landleriana de Transilvania) - accionar puntero aquí.


Landsmannschaft der Siebenbürger Sachsen in Deutschland (representante en Alemania) – accionar puntero aquí.


Transylvania Saxons in Köln/Cologne (representan a la población germana de Rumania, vía Rheinland) – accionar puntero aquí.


Diccionario del dialecto sajón de Transilvania (se coteja con el alemán oficial) - accionar puntero aquí.


Landsmannschaft der Banater Schwaben (Agrupación suabo-banata de Baviera) - accionar puntero aquí.


Landsmannschaft der Sathmarer Schwaben (Agrupación suaba satumarina) – accionar puntero aquí.


Apellidos sajones de Transilvania – accionar puntero aquí.