Displaced Communities

BALTIC GERMANS (150,000
displaced by Hitler & Stalin; 95%+)

GERMANS OF YUGOSLAVIA
(over 200,000 expelled, imprisoned, displaced, emigrated; 98.5% total)

VOLGA GERMANS (over 400,000 expelled by Soviets to Kazakhstan)

DUTCH GERMANS (3,691 expelled,
15% of German population)

GERMANS OF ALSACE-LORRAINE
(100-200,000 expelled after WWI)

GERMANS OF CZECHOSLOVAKIA
(over 3,000,000 expelled
and displaced; 95% total)

GERMANS OF HUNGARY
(over 100,000 expelled, over
300,000 displaced; 88% of total)

GERMANS OF ROMANIA
(over 700,000 or 91.5% displaced by Hitler, USSR, & emigration)

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(over 5,000,000 expelled and displaced, nearly 100%) COMING SOON

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TulipÁn negro: ExpulsiÓn de 'ciudadanos hostiles' de etnia germana en los PaÍses Bajos

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Versión castellana de: Ernesto W. Weigandt

PARA CITAR ESTE ENSAYO ACADÉMICO: Instituto para la Investigación del Desplazamiento Forzoso de Poblaciones Germanas. “Tulipán Negro: Expulsión de 'ciudadanos hostiles' de etnia germana en los Países Bajos”. http://expelledgermans.org/dutchgermans_spanish.htm (accedido en: día-mes-año).

Cambio total de población a consecuencia de la expulsión y desalojo: 3.691 personas expulsadas, 15 por ciento del total de la población germana.

_______________________________________

Historia del asentamiento y el problema de la responsabilidad durante el nacionalsocialismo holandés
Historia de la expulsión
Fuentes/Bibliografía
Estadísticas demográficas
Publicaciones electrónicas y organizaciones recomendadas

_______________________________________

 

Historia del asentamiento, cultura y el problema de la responsabilidad durante el nacionalsocialismo holandés

Resulta difícil aislar el proceso histórico del asentamiento de la minoría étnica germana en los Países Bajos, debido a la muy estrecha relación entre el pueblo holandés y los alemanes en su historia conjunta. En esencia, los flamingos, frisones y holandeses ('Dutch' en su idioma, vocablo afín a 'Deutsch', alemán) todos descienden de poblaciones germánicas que se establecieron en los Paises Bajos, y que hablaban el dialecto 'alemán llano antiguo' (Altplattdütsch) y el 'antiguo bajo franconio' (Altniederfränkisch) y que estaban separados de la órbita política de la Alemania propiamente dicha bajo el dominio burgundés, austríaco y español, antes de forjar una república holandesa soberana en 1648, después de la Guerra de los 80 Años contra España. Sobre la base de esta evolución política y cultural diferente, los colonos procedentes de Alemania se pueden identificar como una población minoritaria, es decir, germano-holandesa. Los Países Bajos experimentaron una constante inmigración desde Alemania como respuesta a crisis políticas, económicas y agrícolas. La Guerra de los 30 Años (1618-1648) diezmó las comunidades campesinas alemanas, provocando voraces hambrunas y enfermedades que lesionaron su capacidad agrícola y estimularon una amplia emigración hacia la diáspora, particularmente a los Países Bajos, a causa de las estrechas afinidades culturales y lingüísticas. De igual manera, campesinos luteranos y calvinistas, que eran objeto de persecución en estados católicos de Alemania, se mudaron en masa a los Países Bajos protestantes para tener garantizados mayores derechos de culto y prerrogativas de independencia. Mientras evolucionaban durante el siglo 19 hacia un estado industrializado, con auspiciosas oportunidades comerciales para obreros y empresarios, los Países Bajos tuvieron una constante (aunque de pequeño volumen) inmigración desde Alemania, hasta la Segunda Guerra Mundial. Una vez establecida, la comunidad alemana de inmigrantes conservó la lengua alemana moderna, su propia afiliación religiosa (especialmente el catolicismo o luteranismo, en vez del dominante calvinismo), y han figurado desde entonces en las estadísticas y en la sociedad holandesa como una comunidad e identidad étnica separada dentro de la población en general.

La minoría de habla alemana en los Países Bajos siguió integrada a la economía holandesa en calidad de obreros y propietarios de negocios en el transcurso de ambas guerras mundiales y en el período intermedio. Durante la Primera Guerra Mundial, los Países Bajos se mantuvieron neutrales, y su territorio no fue invadido por el Segundo Reich, como sí le sucedió a sus vecinos belgas. Alemania y Holanda tenían una relación amigable que incluso fue aprovechada por el depuesto emperador alemán Wilhelm II, al que se le concedió asilo en los Países Bajos después de la guerra, donde permaneció protegido el resto de su vida, a pesar de las advertencias de los Aliados. Muchos alemanes emigraban continuamente a ese país para gozar de una mayor estabilidad económica y política, y escapar así de la revolución y del colapso que barrió a la alemana República de Weimar después de 1918. Las minas de carbón y fábricas holandesas recibieron un gran influjo de obreros pertenecientes a la minoría germana después de la ocupación francesa del Valle del Ruhr en 1923, constituyéndose en el 25 por ciento de la fuerza laboral en las aldeas mineras a lo largo de la frontera holandesa-alemana, y por ese motivo desempeñó un papel integral en la sociedad y en la economía de los Países Bajos (Moore 1987).

Esta satisfactoria asociación y cooperación entre los holandeses y la minoría germanoholandesa mutó en amarga discordia, como era de esperar, con el advenimiento de la era del nacionalsocialismo (nazismo) y la ocupación militar de la Alemania nazi. La memoria histórica holandesa y su experiencia en general con el nacionalsocialismo, el período de extrema derecha y el dominio nazi alemán, fue desastrosa, complicada, y continúa siendo muy controversial. Si bien después de la guerra se proscribió universalmente a la pequeña minoría germana, como reacción a las atrocidades perpetradas por los nazis y al colaboracionismo con el ejército alemán invasor, por lo cual dicha minoría sería pasible de una expulsión total, los Países Bajos tenían sus propios movimientos racistas y pangermanistas análogos, vigorosos e independientes, que reproducían su ideología política imitando los modelos fascistas de Austria y Alemania. El Movimiento Nacional Socialista Holandés (nationaal-socialistische Beweging), dirigido por Anton Mussert y Cornelis van Geelkerken, era uno de muchos movimientos holandeses radicales independientes que participaban en la precaria lucha política de los Países Bajos entre la furiosa mayoría centrista independiente y los antagonistas marginales de extrema derecha y extrema izquierda. Los nacionalistas holandeses eran activamente efusivos con el sentimiento panholandés, panflamenco y pangermanista, alimentándose de un legado genético y cultural común de los flamencos, frisones y alemanes. Eruditos y legos de la sociedad holandesa en la actualidad confrontan grandes dificultades para ponerse de acuerdo en cuanto a si el legado del período bélico del nacionalsocialismo, la ocupación, y la deportación y asesinato sistemático de las numerosas colectividades judías se deben atribuir solamente a la ínfima minoría germana, a los propios holandeses o a ambos.

Lo cierto es, sin embargo, que después de la conquista ilegal de los Países Bajos, el régimen militar alemán de ocupación contó con un gran número de voluntarios y partidarios de etnia holandesa que hicieron expeditas las atrocidades nazis. No obstante esta limitada colaboración, la inmensa mayoría de la población holandesa se opuso firmemente a la ocupación ilegal de los Países Bajos y trató de restablecer la soberanía de su nación. También es cierto que, después de la guerra, la responsabilidad por las atrocidades y 'pogroms' antijudíos fue atribuida casi por completo a la pequeña minoría germana (solo 25.000 germanos holandeses, de un total de 10.000.000 de habitantes [Statistics Netherlands 2]), que posteriormente fue marcada de chivo expiatorio, excluida y proscrita como 'hostil', por el simple hecho del idioma que hablaba y su pertenencia étnica, y toda la población puesta en la mira de una expulsión masiva, sin tener en cuenta sus heterogéneas ideologías políticas o falta de conexiones verificables con la derecha subversiva. La nimia minoría germana fue equiparada en su conjunto con una 'quinta columna' irredentista con designios subrepticios de incorporar a los independientes Países Bajos en un más extenso Reich alemán. Esta presunción se ve en dificultades cuando se considera el hecho de que los nazis holandeses procuraban seguir siendo una nación holandesa independiente sin que fuera anexada a Alemania (Burleigh 2001, 420), y, en cambio, promovían algún tipo de confederación pangermánica. A semejanza del radicalismo flamenco y valón en la vecina Bélgica, el nazismo holandés era específicamente no alemán e independiente en sus aspiraciones políticas y su nacionalismo étnico, contrariamente a ser un movimiento de infiltración importado por la minoría germana subversiva.

En 1940, a pesar del firme deseo holandés de permanecer independiente y neutral, el Tercer Reich lanzó el llamado Fall Gelb ('caso amarillo'), e inició un bombardeo brutal de Blitzkrieg (guerra relámpago) a las ciudades holandesas y poblaciones civiles, sin provocación alguna. Después de que los Países Bajos fueran conquistados en cuestión de meses, los sectores minoritarios, pero influyentes, de la extrema derecha quedaron encargados de los resortes del gobierno como vasallos títeres. El nazi holandés Anton Mussert asumió el ejercicio de gobernador y 'Führer' de su pueblo (de acuerdo al ministro de propaganda Joseph Goebbels [Goebbels 1948, 234]), actuando en coordinación con el dirigente nazi austríaco Arthur Seyß-Inquart para crear una sociedad holandesa pangermanista nazi al servicio del Tercer Reich. Las legiones SS holandesas locales (particularmente la SS-Germania, la SS-Nederlandsche y la SS-Landstorm Nederland) fueron dotadas de tropa por miles de voluntarios holandeses y belgas que colaboraron trágicamente con la policía alemana invasora en la purga de toda la población judía de los Países Bajos, además de la extrema izquierda, los anarquistas, los homosexuales, los incapacitados y elementos clasificados como antisociales. La población germana holandesa en su mayoría adhirió a la extrema derecha holandesa originaria, se presentó como voluntaria en el ejército o las SS alemanas, o emigró a Alemania u otro destino.

 


Estandarte del independiente partido nazi holandés desde 1931, basado en una runa pangermánica. El énfasis en un legado compartido por nazis holandeses y germano-holandeses daba a entender (falsamente) que los nazis holandeses de etnia germana estaban complotando para anexar los Países Bajos a Alemania (fuente: crwflags.com).


Anton Mussert, 'Leider' (conductor) del Partido Nazi Holandés (nationaal-socialistische Beweging) (fuente: axishistory.com).


El austríaco Arthur Seyß-Inquart, gobernador oficial de jure de los Países Bajos ocupados por Alemania, superior de Anton Mussert.

 


Historia de la expulsión

Hacia finales de 1945, el Tercer Reich quedó derrotado y se restableció la soberanía de los Países Bajos. Los nazis holandeses prominentes, a quienes comprensiblemente se los consideraba traidores y antipatriotas por su colaboración con las invasoras fuerzas de ocupación, fueron fusilados o encarcelados indefinidamente. La mayoría de los dirigentes nazis holandeses, incluyendo a Anton Mussert, fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento. Como consecuencia de la guerra y la ocupación, el sentimiento antigermano en la cultura holandesa se generalizó, y muy pocas personas eran alentadas a expresar preocupación por posibles violaciones a los derechos humanos cometidos contra prisioneros de guerra de etnia germana o incluso contra civiles que sencillamente hablaban alemán. Las atrocidades del período bélico, la invasión ilegal de los Países Bajos por Alemania y la negación de soberanía holandesa se consideraban con desdén como obra de la minoría germana de solo 25.000 personas, a pesar del gran número de participantes holandeses en los movimientos nazis de extrema derecha y pese al hecho de que la pequeña comunidad de residentes germanos profesaba iguales ideologías políticas heterogéneas que la holandesa. Si bien un numeroso sector de la minoría germana en efecto apoyó a los alemanes invasores, la mayoría eran partícipes comprometidos en la sociedad holandesa y probablemente consideraron al ejército invasor alemán como un belicoso opresor que destruía su nación y que violaba los derechos de una cultura germánica fraterna. Según estimaciones holandesas, el número de personas sospechosas de colaborar ascendía a 170.000 ciudadanos (tanto de etnia germana como holandesa) que patrocinaron o participaron directamente durante la ocupación alemana (Andere Tijden), es decir, mucho más que las 25.000 personas que sumaba la población germana holandesa (Statistics Netherlands 2). Esto significa que el gobierno y la sociedad de los Países Bajos tomaron de chivo expiatorio a la población germano-holandesa eximiendo de toda culpa a los holandeses por las atrocidades nazis y cargándoselas a una minoría odiada acérrimamente. En 1948, un viajero del exterior pone de relieve el firme y persistente odio hacia Alemania y alemanes como consecuencia de la ocupación, cuando escribe: 'los holandeses ni aun quieren oír la palabra 'Alemania', puesto que los alemanes les habían causado tanta penuria durante la guerra' (Mazower 2000, 216). En realidad, pequeños sectores, tanto de la comunidad holandesa como de la germano-holandesa, tuvieron diferentes grados de responsabilidad, pero fue la población civil germano-holandesa –25.000 personas, de un total nacional de 10.000.000, en 1950 (Ibid.) – la que sufrió las consecuencias, después de siglos de residencia en su nuevo país y alejamiento de Alemania, al ser acusada en su conjunto de servir subrepticiamente como agente de irredentismo.

En 1937, había 1.925 personas afiliadas al Partido Nazi Alemán (NSDAP, o al menos al SA o SS) que vivían en los Países Bajos, lo que constituye solo el 2,56 por ciento de la población total germano-holandesa en ese país (Moore 1987). Al mismo tiempo, había más de 48.000 afiliados solamente en el partido nazi holandés autóctono de Anton Mussert (Zwaan, 1984), si bien solo obtuvieron alrededor del 4 por ciento de los sufragios en las elecciones de 1937 (Auschwitz.nl). De estos datos se desprende que fue improcedente la proscripción universal de la minoría germano-holandesa como secuela de la ocupación nazi, sobre la base de que los 25.000 germano-holandeses eran en su conjunto una población de 'ciudadanos hostiles' y que, a su vez, los holandeses no estuvieron implicados en ningún movimiento colaboracionista de extrema derecha. Se admite que en los Países Bajos proliferaba el pensamiento pangermanista, nacionalista y racista, tal como sucedía en Alemania y Austria, y que, a semejanza del Tercer Reich, gran número de germanos y holandeses profesaban en lo personal esa ideología de extrema derecha sin que se afiliaran oficialmente a ningún partido político marginal. Esto hace difícil determinar el grado de cooperación individual con el ejército nazi de ocupación. Sin embargo, la 'quinta columna' irredentista germano-holandesa fue universalmente excluida de la sociedad nacional por ser criminales de guerra.

A finales de 1945, el restaurado gobierno holandés lanzó la Operación Tulipán Negro (zwarte tulp, si bien esta designación es invento británico), una campaña chivoexpiatoria para expulsar a la totalidad de la minoría civil de etnia germana de los Países Bajos. Esta acción gubernamental hizo caso omiso de las heterogéneas convicciones y estilos de vida, incluyendo a fascistas declarados de extrema derecha, irredentistas pangermanistas y demócratas liberales. De igual manera, no solo apuntó a ciudadanos de habla alemana que se radicaron durante la ocupación (desde 1940 hasta 1945), sino también a las familias civiles de esa habla que habían vivido en los Países Bajos por siglos, antes de cualquier invasión o atrocidad nazi. No era un programa que apuntara a prisioneros de guerra alemanes o a criminales de guerra de quienes se hubiera verificado directamente que colaboraron con los nazis, sino contra toda persona que hablara el idioma alemán y estuviera registrada en las estadísticas demográficas como de etnia germana. Las personas civiles germanas eran sometidas a un estatus discriminatorio y exclusionista por ser 'ciudadanos hostiles' (vijandelijke burgers). Como es comprensible, la difundida germanofobia propició que se excluyera a ese grupo de la sociedad holandesa debido a la invasión de Hitler, y desalentó cualquier reacción pública generalizada de la sociedad autóctona que favoreciera el bienestar de la población germana.

El desalojo de la etnia germana holandesa también se planificó en un oportuno contexto geopolítico y cuasinacionalista. Se expulsaría a los civiles germanos para favorecer las oportunidades de expansión posbélica holandesa. Habida cuenta de que Alemania cedió sus territorios periféricos que fueron dados a Polonia (Prusia), la República Checa (Los Sudetes) y Francia (Alsacia-Lorena), los holandeses abrigaban la esperanza de anexarse partes de Alemania cercanas a su frontera común. Conforme al Plan Bakker-Schut, los Países Bajos proponían una ampliación de casi un 40 por ciento de su territorio en c0ncepto de indemnización por el horrendo sufrimiento infligido al pueblo holandés durante y después de la invasión alemana. Al mismo tiempo, se exigía una indemnización financiera de 25.000.000.000 de florines holandeses, lo que eventualmente se revocó debido a la bancarrota de Alemania Occidental (Canaday 2009). Muchos expertos alegaban que la zona fronteriza entre Alemania y los Países Bajos compartían desde tiempos antiguos vínculos comerciales y culturales con el pueblo holandés (especialmente la región fronteriza de Frisia), y que por ese motivo debía ser incorporada en el Reino de los Países Bajos. Las víctimas colaterales de este plan de expansionismo serían la población civil germana en la Alemania ocupada por Gran Bretaña y en la propia Holanda. Teóricamente, el Plan Bakker-Schut tenía prevista una expulsión adicional de población germana de las zonas alemanas que serían anexadas, las cuales, según el plan, iban a ser repobladas por ciudadanos holandeses como resultado de un masivo intercambio de población. Algunos nacionalistas en el gobierno holandés denominaban 'nuestro territorio' a las zonas pantanosas orientales por anexar, que abarcarían incluso hasta dos de las más antiguas ciudades culturales de Alemania, a saber Aachen y Köln (Colonia), valiéndose de la consigna: '¡Que la frontera holandesa llegue al Weser!' (Strange Maps).
En última instancia, los atendibles planes holandeses de expansión y restitución por las atrocidades bélicas alemanas fracasaron rotundamente. El Noroeste de Alemania, territorio que pretendían los Países Bajos, estaba ocupado por Gran Bretaña, que no se sentía deseosa de tener que manejar una intensa crisis política e interétnica de intercambio poblacional entre un lado y otro de la frontera holando-alemana. Además, la ocupada Alemania estaba siendo sobrecargada por la inmigración de más de 10.000.000 de personas germanas expulsadas de sus hogares en Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y Rumania. Por esa razón, el plan de expansión holandés fue rechazado por los británicos y solo le sirvió a Holanda para hacerse de algunas poblaciones fronterizas periféricas. La mayoría de esas pocas ciudades e isletas fueron compradas más tarde por Alemania Occidental, a tal punto que los Países Bajos se quedaron eventualmente solo con una pequeña región en torno a Duivelsberg, una extensión de solo 125 hectáreas (Strange Maps). Como consecuencia de este fracasado plan de expansión, los Países Bajos no tuvieron oportunidad de expulsar o intercambiar las grandes mayorías germanas en las regiones de Niedersachsen y Rheinland (noroccidente de Alemania) que se pretendía anexar.

 


Mapa de la frontera holando-alemana. El plan ideal del gobierno holandés consistía en expandir su territorio en un 30 por ciento al interior de Alemania, como indemnización por la invasión ilegal de los Países Bajos por parte del Tercer Reich (fuente: CIA World Factbook).

 

No se había definido en toda su magnitud el efecto que la campaña tendría eventualmente sobre la mayoría de la población de los territorios alemanes incluidos en el plan de anexión. En teoría, es posible que la intervención británica haya evitado la expulsión y reubicación forzosa de decenas o incluso centenares de miles de personas germanas que se habría producido si los Países Bajos hubieran tenido la oportunidad de iniciar el intercambio de población en territorios recién anexados que contaran con grandes mayorías alemanas. Es irónico que los británicos incluso reaccionaron a la Operación Tulipán Negro expulsando a más de 100.000 ciudadanos holandeses de la zona de ocupación británica, lo que incluyó a un buen número que trabajaba en proyectos posbélicos de reconstrucción subsidiados en Alemania (Crossroads).

La Operación Tulipán Negro tenía en la mira a todas las 25.000 personas germano-holandesas de los Países Bajos (Andere Tijden). El objetivo inmediato serían las familias que se hubieran radicado después de 1940, o sea durante la ocupación. En la mayoría de los casos, las familias desalojadas disponían de no más de una hora para juntar todas las pertenencias que pudieran llevar consigo en recipientes o equipaje personal, que no superaran un total de 50 kilogramos (Crossroads). Se confiscaron sus casas, propiedades y negocios particulares, los que pasaron a manos del Estado (Andere Tijden). Acto seguido, se procedía a arrestar a las personas, que eran llevadas por militares a refugios temporales o campos de prisioneros cercanos a la frontera, especialmente el campo de prisioneros de Marienbosch. Después de un breve encarcelamiento, esta población civil germana, en calidad de prisioneros políticos, era expulsada a la zona de ocupación británica en Alemania o a Bélgica, o a una diáspora general. En total, fueron expulsadas unas 3.691 personas por la simple razón de su lengua e identidad étnica (Andere Tijden).

 


Familia germano-holandesa amenazada de expulsión bajo la Operación Tulipán Negro (fuente: Andere Tijden).


Civiles germanos abordando trenes para su expulsión compulsiva, habiendo perdido sus propiedades (fuente: Andere Tijden).

 

La Operación Tulipán Negro llegó oficialmente a su fin de manera prematura en 1948, después de menos de tres años de aplicación, por una serie de razones: 1) resultaba perjudicial expulsar a una población minoritaria que era integral a la economía holandesa en una época de colapso económico posbélico, población que sumaba más de 57.375 inmigrantes alemanes adicionales en 1930 (Moore 1987); 2) se consideraba que los germano-holandeses estaban ahora 'pacificados', habiendo dejado atrás su estado de 'hostilidad', a medida que la histeria antialemana de 1945 se fue enfriando gradualmente; 3) las relaciones entre los Países Bajos y la naciente Alemania Occidental se habían normalizado; y 4) en especial porque los planes holandeses de expansión nacionalista y reubicación de población germana, dentro de una frontera alemana-holandesa corrida, habían sido desbaratados por la intervención británica. Las expulsiones forzadas que de hecho realizaron los holandeses fueron suaves y clementes en comparación con las que perpetraron los gobiernos de Polonia, Checoslovaquia y la URSS. Fue el único plan de expulsión universal de civiles germanos, después de la Segunda Guerra Mundial, que no destruyó por completo a la comunidad establecida. Solamente fueron expulsados menos del 15 por ciento del total de la minoría germana holandesa que poblaba los territorios de los Países Bajos. No hubo noticias de trabajos forzados o violación y asesinatos de prisioneros germano-holandeses en campos de concentración correspondientes a la Operación Tulipán Negro, a diferencia de lo que sucedió en las expulsiones de población civil germana en Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y la Unión Soviética. En algunas instancias, fue posible evitar la expulsión en el caso de familias que eran conocidas por haber ayudado a la resistencia holandesa. De igual manera, a las personas germanas que hablaban Plattdüütsch (el dialecto bajo alemán, muy parecido al holandés) se les informaba, aunque oficiosamente, que no serían expulsadas en caso de no tener vínculos familiares en Alemania, no tener afiliación con la extrema derecha o el pangermanismo, y si prometían asimilarse, dejando atrás su identidad alemana a cambio de la nacionalidad holandesa. Para 2009, había aún 379.559 germanos en los Países Bajos (Statistics Netherlands 1).

A pesar de que en la práctica la campaña ejecutada por el gobierno holandés conforme a la Operación Tulipán Negro fue, en última instancia, benigna en comparación con el incierto genocidio perpetrado por la URSS y otras naciones, se puede arguir que esto solo fue posible merced a la intervención británica contra el expansionismo holandés. Si los holandeses hubieran anexado ciudades y territorios fronterizos con poblaciones abrumadoramente alemanas, como Colonia y Aachen, el gobierno habría lanzado un operativo de reubicación y expulsión a escala total, como estipulaba el Plan Bakker-Schut. El gobierno holandés tenía el propósito de expulsar a toda población germana de alguna significación en los territorios recién anexados, junto con todas las personas germano-holandesas de los Países Bajos. La animosidad interétnica resultante de las masivas expulsiones muy probablemente habrían requerido acciones de desalojo más intensas por parte del gobierno holandés, lo cual habría llevado a un mayor derramamiento de sangre de lo que finalmente ocurrió. Si bien al final la experiencia posbélica de los germano-holandeses solo forzó la salida de un 15 por ciento de sus hogares, hay que recordar que la Operación Tulipán Negro originalmente tenía el cometido de discriminar y expulsar a toda la población germana holandesa conforme a un desalojo en función de su identidad étnica. Se puede alegar que mucho más que el 15 por ciento de germanos se salvó a última hora por la intervención geopolítica británica contra el expanionismo holandés. Pero, más allá del hecho de que solo menos de 5.000 personas germanas fueron expulsadas, la Operación Tulipán Negro fue uno de los muchos programas en el ámbito continental que se proponían desalojar de sus hogares a toda la población de ascendencia y lengua germanas tomando como referencia estereotipos generalizados, y sin verificar que toda la población germana fuera por naturaleza fuente de nazismo de extrema derecha y colaboración bélica pro-alemana. La reducida minoría germana holandesa, que por siglos fue parte integral de los Países Bajos, constituía para el gobierno holandés un fácil chivo expiatorio, al que se le podía achacar la secuela de un genocidio masivo, el holocausto, y atribuirle la colaboración con las fuerzas beligerantes de ocupación, a pesar de las eclécticas posiciones políticas de los germanos holandeses y el significativo número de holandeses que habían apoyado el nacionalsocialismo, tanto antes como durante la ocupación alemana.

 

 

 

Fuentes/Bibliografía

Andere Tijden - Geschiedenis. "Black Tulip." Andere Tijden. http://geschiedenis.vpro.nl/afleveringen/23997653/.

Burleigh, Michael. The Third Reich: A New History. Hill and Wang, 2001.

Canaday, Marquis."Germans kicked out of the Netherlands." Associated Content, 12 March, 2009.

Crossroads Magazine. "How the tulip came to Holland." http://crossroadsmag.eu/2006/03/how-the-tulip-came-to-holland/.

Goebbels, Joseph. The Goebbels Diaries. Trans. by Lochner. Garden City, NY: Country Life Press, 1948.

Mazower, Mark. Dark Continent: Europe's Twentieth Century. New York: Vintage Books, 2000.

Moore, Bob. " Nazism and German Nationals in the Netherlands, 1933-40." Journal of Contemporary History Vol. 22, No. 1 (January, 1987): 45-70.

Statistics Netherlands. "Population; generation, sex, age and origin" (2009). Centraal Bureau voor de Statistiek. http://statline.cbs.nl/StatWeb/publication/?DM=SLEN&PA=37325eng&D1=0&D2=0&D3=0&D4=0&D5=
a&D6=12-13&LA=EN&HDR=G2,G3,G4,T&STB=G1,G5&VW=T.

Statistics Netherlands. "Population; generation, sex, age and origin" (1900-2000). Centraal Bureau voor de Statistiek. http://statline.cbs.nl/StatWeb/publication/?DM=SLEN&PA=37556ENG&D1=0-44,53-60&D2=1,11,21,31,41,51,
61,71,81,91,101&LA=EN&VW=T.

Strange Maps. "'Eastland, our Land' - Dutch dreams of expansion at Germany's expense." Wordpress. http://strangemaps.wordpress.com/2007/01/18/65-Bakker-Schut-a-plan-for-dutch-enlargement-at-germanys-expense.

Zwaan, J. De zwarte Kameraden. Amsterdam: Van Holkema & Warendorf, 1984.

Auschwitz.nl. "Nationaal-Socialistische Beweging." http://www.auschwitz.nl/woordenlijst/nationaal-socialistische-beweging.

 

Referencia adicional: Steinweis, Alan E. The Impact of Nazism: New Perspectives on the Third Reich and its Legacy. Lincoln: University of Nebraska Press, 2003.

 

 

Estadísticas demográficas

1900- aproximadamente 31.900 personas germanoholandesas en los Países Bajos

1910- 37,500

1960- 25,400

1970- 31,300

1980- 42,700

1990- 41,800

2008- 379,610

2009- 379,559

Fuentes: [1] and [2]


 

Publicaciones en la red informática y organizaciones recomendadas

El documental 'Tulipán Negro' en el programa de la televisión holandesa 'Andere Tijden'. Accionar puntero aquí para ver el video (en holandés).

The documentary 'Black Tulip' on the Dutch TV show 'Andere Tijden.' Click here for the video (in Dutch).

"Nationaal-socialistische Beweging," tomado de Auschwitz.nl (remision aqui)