Displaced Communities
BALTIC GERMANS (150,000
displaced by Hitler & Stalin; 95%+)
GERMANS OF YUGOSLAVIA
(over 200,000 expelled, imprisoned, displaced, emigrated; 98.5% total)
VOLGA GERMANS (over 400,000 expelled by Soviets to Kazakhstan)
DUTCH GERMANS (3,691 expelled,
15% of German population)
GERMANS OF ALSACE-LORRAINE
(100-200,000 expelled after WWI)
GERMANS OF CZECHOSLOVAKIA
(over 3,000,000 expelled
and displaced; 95% total)
GERMANS OF HUNGARY
(over 100,000 expelled, over
300,000 displaced; 88% of total)
GERMANS OF ROMANIA
(over 700,000 or 91.5% displaced by Hitler, USSR, & emigration)
US Internment of German-Americans, Japanese, & Italians
(10,906+ interned & blacklisted) NEW!
GERMANS OF POLAND, PRUSSIA
(over 5,000,000 expelled and displaced, nearly 100%) COMING SOON
GERMANS OF RUSSIA/UKRAINE
(nearly 1,000,000 to Germany and Kazakhstan) COMING SOON
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The problem of classifying German expellees as a 'genocide'
Why the German, Czech, and Polish governments reject expellee commemoration
Distorted historical memory and ethnic nationalism as a cause for forgetting expellees
Ethnic bias and nationalist revisionism among scholars as a cause for forgetting expellees
The History and Failure of Expellee Politics and Commemoration NEW!
Expellee scholarship on the occupations of Czechoslovakia and the Sudetenland, 1918-1945
Sexual Violence and Gender in Expellee Scholarship and Narratives
Suggested Resources & Organisations
In Memoriam: Your Expellee
Relatives & Survivors
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How to support German expellees / expellee political lobbies
La Asolada Comunidad Germana del Volga
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Versión castellana de: Ernesto W. Weigandt
PARA
CITAR ESTE ENSAYO ACADÉMICO: Instituto para la Investigación
del Deplazamiento Forzoso de Poblaciones Germanas. "La
Asolada Comunidad Germana del Volga" http://expelledgermans.org/volgagermans_spanish.htm
(accedido en día-mes-año).
La bandera oficiosa de los germanos del Volga, con una espiga
que simboliza la tradición agraria de estos germanos establecidos
en Rusia
Cambio total de población como resultado del desplazamiento: La totalidad de los aproximadamente 379.630 germanovolguenses fueron trasladados a Kazajstán (casi el cien por ciento) junto con casi todas las restantes 1.084.828 personas de ascendencia germana en la URSS. Es probable que hayan muerto hasta 300.000 seres humanos durante el desplazamiento de todos los germanos que habitaban la Unión Soviética (es decir, el 30 por ciento del total).
Para un análisis de la historia y la suerte que corrieron otras comunidades germanas minoritarias de Rusia y la Unión Soviética, véase Germanos de Rusia, URSS y Ucrania.
_______________________________________
Historia de la población,
cultura, autonomía y religión
Historia de la Expulsión
Fuentes/ Bibliografía
Estadísticas demográficas
Personas de renombre
Sugerencias
de Sitios en Internet y organizaciones
_________________________________
Historia del Asentamiento, Cultura, Autonomía y Religión de los Germanos del Volga
Con el propósito de comprender la patrocinada colonización por parte de germanos establecidos en Rusia, es preciso enmarcarla en el contexto de la histórica tendencia imperial expansionista de Rusia, su modernización y su así llamada 'occidentalización'. Llegado el siglo 18, el imperio ruso había devenido en uno de los más expansivos dominios soberanos del mundo hasta entonces. La consolidación de las conquistas de Iván el Grande, Iván el Terrible y Pedro el Grande, del siglo 16 al siglo 18, amalgamó muy pronto los truncos principados eslavos orientales en un dominio militarizado y políticamente unificado que se extendió desde el Báltico hasta Alaska. La administración imperial consistía en un estratificado poder central eslavo ortodoxo, impuesto sobre vasallos regionales tártaros, turcos, mongoles y siberianos, además de tributarios diseminados por toda la meseta euroasiática. Las portentosas y obstinadas políticas de modernización y 'europeización' de Pedro el Grande dieron comienzo a una relación comercial y técnica auspiciosa entre el creciente imperio ruso y los dominios euro-occidentales. Previamente, bajo la regencia de la horda dorada turca y de los tártaros, que eran despreciados culturalmente como orientales y bárbaros por los intelectuales burgueses occidentales, Rusia trató de colocarse en el escenario mundial como espacio nacional, cultural y políticamente avanzado. Fue a apartir de esta nueva vinculación cultural internacionalista que la emperatriz de Rusia, Catalina la Grande (ella misma de ascendencia germana) publica varios manifiestos en los que convoca a una vasta inmigración, parcialmente subsidiada, procedente de los estados europeos occidentales hacia las fértiles tierras de frontera sin cultivar y deshabitadas de Rusia:
“Permitiremos a toda persona extranjera ingresar a nuestro imperio, a fin de que establezca su residencia en cualquiera de las provincias de su predilección... [quienes estén sufriendo persecución o hambre] pueden presentarse para solicitar ayuda a los ministros o residentes en nuestras embajadas. Estas [proclamas] no solo deben traerlos hasta Rusia, a costa nuestra sin objeción, sino que también deben proporcionarles dinero para el viaje...”
Aun cuando una gran cantidad de grupos étnicos se apresuraron
a valerse de la convocatoria de Catalina, un significativo
número de colonos eran protestantes de ascendencia germana
de los Estados alemanes de Hessen, Pfalz (Palatinado renano)
y de Bavaria, después de 1770. La partida de agricultores
y colonos desde Alemania rumbo al lejano Imperio Ruso fue
estimulada por una serie de factores, a saber: hambrunas regionales
destructivas, revueltas políticas o persecuciones ocasionales
y temidas contra protestantes por parte de soberanos y príncipes
católicos. La inmensa mayoría de estos germanos se asentaron
a lo largo de la cuenca del río Volga, en Rusia central, donde
permanecerían por casi doscientos años, hasta su expulsión.
Allí se los conocía como Wolgadeutsche (alemanes del Volga),
los cuales paulatinamente fueron desarrollando una cultura
tradicional agrícola distintiva, con sus propios ritos litúrgicos
y dialecto germano. Pronto aparecieron cientos de pequeñas
aldeas sobre ambas orillas del Volga central, especialmente
en el centro de Kosakenstadt (literalmente en alemán, ciudad
de los cosacos), en la periferia de la ciudad principal rusa
de Saratov. El marcado aislamiento en lo geográfico, cultural
y político de los germanos del Volga, combinado con la promesa
del gobierno ruso de autonomía y amparo fiscal, significó
que esta comunidad foránea pudiera conservar su independencia
en materia de genética, identidad, idioma germano y de su
religión protestante, a pesar de ser parte del Imperio Ruso
y estar separada de Alemania por siglos. En general, este
factor mantuvo ajenos a los germanovolguenses de experimentar
las agitaciones políticas y clasistas que cundieron por toda
Rusia durante los siglos 19 y 20. Fue en esa época que muchas
de estas personas extendieron su emigración de Rusia hasta
Canadá y el norte de Estados Unidos, estimuladas por la oportunidad
empresarial, las pobres cosechas a lo largo del Volga, la
inestabilidad política en Rusia, y una mayor libertad religiosa,
durante una época de creciente conservadurismo integrista
religioso y étnico en este país. Gracias al comercio y las
oportunidades financieras, pequeñas poblaciones germanas del
Volga traficaron con centros comerciales y urbanos cercanos,
donde se establecieron, aunque la mayoría permaneció confinada
principalmente en aldeas germanoparlantes aisladas.
Los germanovolguenses eran una comunidad en extremo orientada hacia la agricultura, cuya vida giraba alrededor del trabajo físico, el cultivo, la cosecha, la comunidad y la iglesia. Las aldeas iniciales de los germanos del Volga actuaron en similitud a las de los menonitas y anabautistas alemanes, otra importante minoría que se estableció en la misma época bajo el conjuro de Catalina. Las sociedades germanovolguenses eran altamente estratificadas: se respetaba a los ancianos y dirigentes eclesiales como sabios consejeros de la aldea y dirigentes comunales. Destacados rituales germánicos, como los que tenían que ver con la fiesta del Yule, la navidad, los casamientos y los festivales de cosecha y libación, como la Kerbfest, florecieron y conservaron la independencia cultural de estos germanos, aparte de la sociedad rusa y de la alemana que sus ancestros habían dejado atrás. El luteranismo y la iglesia reformada eran tenidos en alta estima, sin persecución alguna, por la clase dirigente ortodoxa oficial. Las personas visitantes del exterior se asombraban al observar que las aldeas germanovolguenses eran de índole y aspecto muy germánicas, ilustrando la marcada autonomía política y cultural garantizada por su aislamiento y la pasividad del Estado ruso (Long 1988, 61).
El impulso intensamente agrícola de la cultura germanovolguense, al igual que la fertilidad ambiental de la cuenca del Volga, hizo que su población allí establecida creciera más rápidamente que las poblaciones nativas rusas y eslavas orientales. De 1834 a 1850, por ejemplo, la tasa de crecimiento media por cada mil rusos era de 50-70 vidas, mientras que, entre los germanovolguenses, era de más de 500 (Norka). Esto incluye inmigración adicional de Alemania. Aun cuando siguió una emigración hacia el Volga en cantidades decrecientes, los rendimientos abundantes de la agricultura permitieron a los germanovolguenses escapar de la rampante hambruna y la crisis que acosaba de manera creciente a los siervos de la gleba rusos y ucranianos, en tiempos de una tremenda incertidumbre política, y en vísperas del colapso del Imperio Ruso de 1917.
Culto germanovolguense en una iglesia luterana a la vera del
rio Volga (tomado de lhm.org)
volgagermans.net
volgagermans.net
Fotografía de una aldea germanovolguense en sus inicios, que
pronto llegó a ser parte de la 'Engels' soviética, en la república
autónoma del Volga
Revocación de la autonomía germanovolguense en una Rusia crecientemente nacionalista
Pese a esta existencia política y cultural relativamente independiente, los germanovolguenses padecieron incursiones intermitentes por parte de militares rusos, cuando ocupaban la región a fin de combatir las rebeliones de los cosacos kubaníes de las cercanías, otras organizaciones políticas y dominios de caudillos cosacos y bandas nómades Kara-Quirguiz (cosacas) que vivían entonces bajo el dominio musulmán de Kokand y ocasionalmente incursionaban, en Rusia y la región del Volga, capturando personas para el tráfico de esclavos (Germanos del Volga) en las redes del Sur de Asia y el mundo musulmán. Los soldados rusos, en su marcha de represalia, en ocasiones quemaban y saqueaban aldeas germanas a su paso. En general, el gobierno ruso venía después con indemnizaciones propiciatorias y la concesión de nuevas tierras a las familias germanas desplazadas. De igual manera, el estatus de la comunidad de etnia germana se vio, en forma gradual, amenazado por la cambiante conducta política del crecientemente despótico gobierno ruso, a lo largo de la última parte del siglo 19. Como había sucedido con la hasta entonces autónoma Polonia rusa, la monarquía disolvió, en efecto, la casi completa autonomía política, religiosa y legal concedida a los germanos del Volga, un siglo antes, por Catalina la Grande. Por primera vez, se aplicaron nuevas formas de obligaciones militares a las minorías germanas, incluso la conscripción, el acuartelamiento y nuevos impuestos. La autonomía provincial, en los alrededores de Kosakenstadt, fue subsumida bajo la directa hegemonía rusa. Después de la guerra franco-prusiana, a raíz de la cual la ahora Alemania reunificada forzó el total colapso del Segundo Imperio Francés, en 1871, el gobierno ruso disolvió la autonomía de los germanovolguenses, por temor a una expansión pan-germánica redentorista hacia el Este, en el marco del Drang nach Osten (impulso hacia el Este) (Germanos del Volga). El Estado ruso reaccionó a la fragmentación política fortaleciéndose a sí mismo, lo que bloqueó la independencia regional de la que minorías no rusas habían gozado por siglos.
Los desastres de la Primera Guerra Mundial exacerbaron el conflicto interétnico en el seno del fracturado Imperio Ruso y menguaron en forma considerable el estatus político y social de los germanovolguenses, a la vez que una sociedad rusa crecientemente nacionalista se enfrascaba en una guerra brutal con una Alemania de igual manera nacionalista. En 1915, 'leyes de aniquilación' denigraron a la minoría germana como inherentemente pérfida para con el empeño bélico de Rusia, calificándola como minoría sospechosa y subversiva con designios irredentistas y pangermanistas. Pobladores germanos fueron objeto de confiscaciones, arrestos y reubicaciones (Germans from Russia Heritage Collection ). En algunos casos, se hicieron redadas contra civiles de ascendencia étnica germana mediante asaltos violentos, siendo incapaces de diferenciar entre alemanes que invadían desde el Oeste y germanos que habían vivido en Rusia por siglos, habiendo estado alejados por completo de los propósitos predatorios del lejano Estado alemán. Se estima que, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil rusa, entre bolcheviques y monarquistas (1917-1923), la hambruna y la contumacia interétnica, la población germanovolguense se redujo de aproximadamente 500.000 habitantes a alrededor de 330.000, para 1920 (Koch 1974, 284).
La experiencia germanovolguense y su siginificativa autonomía bajo la Unión Soviética
A poco del triunfo del Ejéricto Rojo en la guerra civil, después de 1920, Vladimir Lenín cambió para siempre la existencia política y social de los germanovolguenses en Rusia, con resultados al mismo tiempo muy negativos y altamente positivos. Como el resto de la Unión Soviética, los germanos del Volga fueron obligados a dejar atrás cualquier artesanía independiente, privada o que no fuera agrícola, para integrarse en masivas granjas colectivas. Se desmanteló el aislamiento secular local con respecto a la sociedad rusa en su conjunto, en favor de los intereses de la liberación y la colectivización socialista.La intención del gobierno bolchevique consistía en crear una nación bien alimentada y autosuficiente que estuviera uniformemente expuesta a la cosmovisión marxista. Se provocó la ruptura y se reformó la sociedad germanovolguense, y los colonos comunales fueron forzados a dejar sus casas (como la mayoría de los ciudadanos soviéticos) para trabajar en granjas colectivas distantes. En esa época, los pobladores germanos del Volga se mudaron cada vez más de sus dispares y aisladas aldeas agrícolas a centros comerciales y urbanos importantes. Durante el intensivo programa de industrialización de José Stalin (gobernó de 1924 a 1953), esta campaña de colectivización tenía también la intención de fomentar la militarización y el progreso de la Unión Soviética gracias a los ingresos en concepto de exportación de granos, a fin de construir el 'socialismo en un país' que fuera autosuficiente. Sin embargo, si bien esta campaña de colectivización indiscutiblemente transformó, en menos de una década, a un país fracturado de campesinos en una superpotencia industrial que pronto incluso destruyó al Tercer Reich, también provocó algunas de las hambrunas y mortandades masivas más graves de la historia. Los ucranianos, ingostanos, tártaros, chechenos y germanovolguenses perdieron a millones de sus pobladores a causa de rampantes hambrunas, después de 1921. La comunidad germanovolguense perdió, según fuentes controvertidas, hasta un 20 por ciento de su población por inanición.
Es posible que hayan muerto más de 48.000 habitantes; y que hayan huido unos 70.000 (Long 1992, 523). De 1926 a 1939, la población de la comunidad germanovolguense de los asentamientos principales en los alrededores de Kossakenstadt (posteriormente 'Engels') declinó de 379.630 habitantes (66,4 por ciento de la región) a 366.685 (60,5 por ciento), debido principalmente a la movilización obligatoria a lo largo y a lo ancho de la Unión Soviética y las muertes provocadas por traumas surgidos como consecuencia de la colectivización (Concordia University).
Los germanos del Volga, forzados a dejar atrás los exitosos rendimientos de sus propias granjas germanas, fueron obligados a realizar labores de labranza bajo directivas improvisadas de colectivización que no entregaban herramientas, equipo, ni animales de tiro. Es más, se confiscó hasta el 42 por ciento de la ya escasa cosecha en el mismo momento en que los labradores germanovolguenses morían de hambre, forzando a muchos de ellos a comer ratas, perros e insectos (Long 1992, 513). Cualquier persona germanovolguense rica, aparentemente religiosa o contumaz, era expulsada o ejecutada –incluso hubo un caso de 300 hombres y clérigos-- sin juicio previo (Long 1992, 518). Se debe reconocer que estas hambrunas, provocadas por la colectivización, no eran intencionales, aunque eran exacerbadas en demasía por la improvisación soviética y la mentalidad estalinista, que procuraba lograr sostenibilidad autárquica a toda costa.
Después de la desastrosa hambruna artificial, la situación
entre los germanos del Volga se normalizó gradualmente. La
interpretación del marxismo por parte de Vladimir Lenin promovía
el establecimiento de un superficial derecho particular y
autonomía de cada uno de los grupos étnicos de la Unión Soviética,
permitiendo la creación de una Komintern (abeviatura rusa
de Internacional Comunista) universal proletaria que colocó
a todos los grupos bajo los estandartes de la revolución.
En 1924, a los germanovolguenses se les concedió la flamante
República Autónoma Socialista Soviética de los Germanos del
Volga, poco antes de la muerte de Lenin. Esta república étnica
vivía bajo estricta administración y regulación política,
social e ideológica marxista. La religión –que era fundamental
para la identidad independiente de este grupo germano-- fue
abolida por completo, y las tradiciones de la minoría germanovolguense
fueron, en efecto, demolidas. El idioma ruso fue instaurado
como obligatorio en la enseñanza, el comercio y las relaciones
laborales, y se desalentaba sensiblemente el uso del alemán,
si bien mantuvo un superficial estatus de igualdad con el
ruso en la república. Se trajeron a la región una cantidad
importante de personas de minorías no germanas, traslado que
incluyó a judíos, rusos, coreanos, finlandeses, chuvacos,
turcos, gente del Cáucaso y circasianos. La región se 'sovietizó'
y se ‘rusificó' ostensiblemente. El anterior centro urbano
de Kossakenstadt fue rebautizado como ciudad Engels, en homenaje
al segundo fundador ideológico del comunismo. La RASSGV tenía
alredeedor de 600.000 habitantes en el momento de su disolución
en 1941, aunque este número incluía a personas no germanas
(Flags of the World). Debido a la efímera existencia de la
RASS de los germanos volguenses, muy pocos de éstos forjaron
un compromiso ideológico sincero con la revolución proletaria.
Muchos se unieron al Ejército Blanco en contra de las fuerzas
de Lenin durante la Guerra Civil rusa, probablemente considerando
al Ejército Rojo como un flagelo ateísta que pretendía pisotear
sus doscientos años de independencia, una vez que hubieran
depuesto al régimen imperial. Hubo muy pocos casamientos interraciales,
a pesar de las demandas de los soviets de eliminar el racismo
y en favor de un nacionalismo integral (Pohl 1999, 35). Esta
evidente falta de participación y asimilación de los germanos
debió de haber inspirado las posteriores sospechas de Stalin
en cuanto a que los germanos del Volga eran colaboracionistas,
subversivos y de dudosa lealtad al Estado soviético que exigía
incuestionable pleitesía. La autoridad máxima de la RASSGV
era Gustav Klinger, un comunista germanovolguense. A pesar
de este cuasi tumultuoso proceso de nacionalización, colectivización,
aculturación y autonomía, los germanovolguenses gradualmente
se mantuvieron en cierta forma aislados y estables, hasta
la invasión alemana de 1941 y su expulsión universal por razón
de su identidad étnica según la decisión de las autoridades
soviéticas.
La bandera de la Republica Autónoma Socialista Soviética de
los germanos (tomado de flagspot.net)
Escudo oficial de la República Autónoma Socialista Soviética
de los Germanos del Volga. La retórica e imaginería comunista
era promulgada por los soviets y no por los propios germanovolguenses
(European Heritage Library)
Historia de la Expulsión y la Situación de los Germanos del Volga en la Diáspora de Kazajstán
La RASS de los germanos del Volga gozó de una relativa estabilidad económica y política hasta la Operación Barbarrosa, es decir, la invasión alemana a la Unión Soviética. Sin embargo, los germanovolguenses (al igual que la mayoría de las otras minorías étnicas) sufrieron el así llamado “Gran Terror” de Stalin, ejecución y encarcelamiento desenfrenado de cientos de miles de personas consideradas opositores políticos, troskistas o comunistas izquierdistas, reaccionarios y nacionalistas independientes. Fueron arrestados 38.000 germanovolguenses, por Decreto 00439, y las personas que no fueron ejecutadas en seguida se las embarcó rumbo a Siberia para integrarse a campos de trabajo forzado. Más de 72.000 germanos de la Unión Soviética, en general, fueron considerados elementos pérfidos y antisociales durante el “Gran Terror” por su supuesta falta o insuficientemente entusiasta aceptación del nuevo orden marxista leninista (Gellately 2000, 237). Con todo, es una exageración e incorrección definir la experiencia inicial de los germanovolguenses bajo el gobierno soviético, después de la hambruna, como un proceso de extrema opresión, matanzas y purgas. Otros grupos étnicos (especialmente los rusos, ucranianos, caucásicos, circasianos y cosacos) sufrieron mucho más que la minoría germanovolguense, la cual de manera consistente mantuvo un grado de autonomía geográfica y política. Se puede argumentar que fue la invasión de Alemania lo que desencadenó las calamidades y expulsiones de los germanos del Volga, pero fue el gobierno soviético el que emitió la orden de remoción universal de toda traza de germanismo étnico en su terruño, después de siglos de asentamiento pacífico y productivo.
La ideología dominante en la sociedad alemana era la cosmovisión integrista nacionalista de Volk und Rasse (nación y raza) y Volkdeutsche, según la cual Alemania se definía por sus cualidades raciales y genéticas más bien que por un espacio político definido. Por esa razón, Alemania (y Austria) se consideraban como el hogar (patria) de todos los germanos de la diáspora. A los germanos de fuera del Reich se los describía como oprimidos y subyugados, con ansias de liberación por parte de los militares alemanes. El lugarteniente Rudolf Hess, en su alocución ante el Parteitag de 1933, en Nuremberg, definió a Alemania como “Heimat ... für alle Deutschen der Welt” (hogar ... de todos los germanos del mundo). Una campaña política dirigida a los germanos en el Báltico, Polonia, y ostensiblemente Rusia, alentaba un programa llamado 'Heim ins Reich' ([volver] a casa en el Reich). Aunque no se encuentra ninguna mención a los germanovolguenses en Mein Kampf o en ningún manifiesto político importante del nacionalsocialismo, los planes ideológicos de Hitler de expansión étnica germana hacia el Este, al interior de territorio soviético ruso, inevitablemente buscaba 'liberar' a la minoría germana de las calumnias y perversiones del así llamado 'bolchevismo judío'. Si bien los germanovolguenes de modo ineludible serían una conexión cultural con los invasores alemanes, y muchos abiertamente se unieron a ellos contra los soviéticos y los judíos, es preciso recordar que los germanovolguenses nunca habían oído hablar de Adolfo Hitler o de nacionalsocialismo, excepto en las amonestaciones y decisiones de la propaganda soviética, y por lo tanto no tenían comprensión o adhesión ideológica o epistemológica con el racismo o el nazismo. Ni siquiera el nacionalista pangermano Otto von Bismarck mostró algún interés ostensible en los germanos volguenses, considerándolos demasiado adulterados políticamente después de siglos bajo dominio ruso y por haber abandonado a Alemania (Long 1988, 61). Estos factores contrastan muy fuerte con la suspicacia de Stalin que consideraba a los germanovolguenses inherentemente subversivos y posibles agitadores pangermanistas que debían ser removidos. Los germanovolguenses habían de ser proscritos universalmente por ser una 'quinta columna' irredenta y pérfida, por la sencilla razón de su etnia y lengua.
En 1939, Alemania y la Unión Soviética suscribieron el Pacto Molotov-Ribbentrop de no agresión, un tratado que impuso efímeramente dos superpotencias sobre Europa del Este. Es interesante advertir que Stalin distribuyó banderas alemanas con la esvástica, a modo de celebración, en la RASS de los germanos del Volga (Pohl 1999, 32). Esta auspiciosa paz no duró mucho. El 22 de junio de 1941, el Tercer Reich rompió el pacto e invadió bajo la Operación Barbarrosa. Conocedor de que, dentro de las fronteras de la URSS, residía una cuantiosa minoría étnica germana, y en vista de que se aproximaba rápidamente al Volga un monstruo nacionalista pangermanista que aducía 'liberar' a sus paisanos de raza, las infames y brutales purgas de José Stalin pasaron de estar dirigidas contra potenciales traidores y reaccionarios en el seno del partido a tener como objetivo a los germanovolguenses como un todo. Fiel a la política administrativa estalinista (tal como se aplicó también en el caso de la expulsión de los tártaros de Crimea, los ingustanos y los chechenos), era más eficiente estar seguro que arrepentido en un momento de guerra total contra el inescrupuloso invasor nazi.
Aun cuando en la historiografía es habitual afirmar que Stalin comenzó a perseguir a los germanovolguenses a partir de la invasión de Hitler en 1941, aquél proyectaba expulsar a toda la población aun durante el período de paz producto del pacto de no agresión con Alemania. Stalin comenzó a desplazar a germanovolguenses ya en 1940 y a reducir su autonomía política antes de que transcurriera un año desde la suscripción del pacto. Enfurecido por la persecución de personas de etnia germana bajo los auspicios soviéticos, Hitler respondió intensificando la expulsión y asesinato de judíos y eslavos cuyos cadáveres eran arrojados, como represalia, en la frontera con la URSS (Kershaw 2008, 683). La supuesta 'persecución de personas alemanas' fue citada como una de las razones para la invasión nazi. Este asunto, por supuesto, era de conveniencia política y debidamente exagerado.
En 1941, a poco de la invasión nazi, Stalin abolió formalmente la RASS germanovolguense (aunque la designación se mantuvo hasta 1942) e inició el desplazamiento de toda la etnia germana de la Unión Soviética. Por la simple razón de su etnia, toda persona germana debía ser o ejecutada inmediatamente o enviada a campos de trabajos forzados y gulags de Siberia y Kazajstán (la RSS kazaka). Se hizo caso omiso de la heterogeneidad de los estilos de vida y las convicciones ideológicas de estas personas expulsadas, a fin de asegurar que esta amenaza fuera removida de la sociedad soviética durante la guerra a muerte. Los germanos bálticos, los germanos del Mar Negro, los germanos del Cáucaso, los germanos de la Besarabia y los germanos del Volga, todos desplazados, no habían estado ni cerca de Alemania por doscientos años, ni expuestos de ninguna manera a las políticas o ideología racistas de Adolfo Hitler; y sin embargo se los identificó como inherentemente hostiles, por razones de estereotipos culturales, germanofobia e histeria.
El gobierno soviético publicó una reflexión sobre la condición 'hostil' de la etnia germana, en el siguiente informe:
'Según información confiable de autoridades militares, se
encuentran en la provincia del Volga, entre su población germana,
miles y decenas de miles de saboteadores y espías ... Ninguna
persona, entre los germanos que viven en el distrito del Volga,
ha informado a las autoridades soviéticas sobre la presencia
de ingente cantidad de saboteadores y espías entre los germanovolguenses...
A fin de frenar consecuencias indeseables de esta naturaleza
y evitar derramamiento de sangre, el Presidium del Soviet
Supremo ha considerado necesario reubicar a toda la población
germana ...' (Koch 1974, 284).
Las fuentes ingustana y chechena son de (Naimark 2001, 13).
El mapa tiene derecho de autor. Accione puntero para agrandar.
No se trata de que los soviéticos hayan desplazado a su minoría germana después de haber verificado su colaboración con los soldados nazis invasores o con escuadrones de la muerte de las SS; a la mayoría no se les ofreció la oportunidad de colaborar. La expulsión de la casi totalidad de los germanos fue precautoria y también planificada con la idea de desplazar a los germanos antes de que el Tercer Reich pudiera invadir sus regiones y conseguir nuevos aliados colaboracionistas entre los germanovolguenses. En consecuencia, estas personas fueron forzadas a abandonar sus hogares antes de que tuvieran siquiera la oportunidad de traicionar a la Unión Soviética o apoyar a Hitler, o dejar en evidencia su culpa o su traición al marxismo-leninismo o al Estado soviético. Sin embargo, los soviéticos no pudieron completar el total desplazamiento de más de un millón de germanos en la Unión Soviética y casi 500.000 germanovolguenses para cuando se produjo el Blitzkrieg (guerra relámpago). El ejército invasor alemán afirmó haber incorporado a más de 300.000 germanos de la URSS (germanovolguenses y otros germanos soviéticos) bajo su mando, los cuales huyeron con las tropas que retrocedían hasta Alemania durante el gradual triunfo soviético. La mayoría de estos germanos enrolados en la entidad militar nazi no eran de la comunidad germana del Volga, ya que la expulsión soviética precedió a la invasión del Tercer Reich. Supuestamente, 200.000 germanos del Volga y otros lugares, bajo el mando nazi, fueron repatriados por los soviéticos, en 1945, para su ejecución o expulsión después de que los soviéticos ocuparan Alemania o el Wartheland de Polonia (Giesinger 1981). En general, todas las personas de los más de 400.000 germanovolguenses y casi la totalidad de las restantes 700.000 personas de etnia germana, de todas partes de la Unión Soviética, fueron desplazadas para 1945, excluidas de la sociedad y encarceladas. Una fuente estima que hasta 1.200.000 civiles germanos fueron obligados a dejar sus hogares (IRIN). Casi la totalidad de por lo menos 366.000 germanovolguenses de la República Autónoma del Volga fueron también de la partida (Szovjet Gulag).
Se debe reconocer que los civiles germanos estaban lejos de ser el grupo étnico más victimizado. Los tártaros, los ingustanos y los musulmanes chechenos, los coreanos, kalmikos tibetanos budistas, los mesquetianos y los polacos de Galicia sufrieron mucho más que los germanovolguenses. La casi totalidad de estos grupos étnicos (excepto los coreanos y polacos) fueron expulsados a Kazajstán, junto con los germanos del Volga. Hasta el último ingustano fue sacado de su casa por razón de unos pocos casos de colaboracionismo intermitente en tiempos de guerra (Naimark 2002, 13). Todas las personas fueron consideradas culpables de colaborar con los alemanes o de expresar tendencias pan-turcas o islámicas que ponían en riesgo a la Unión Soviética en un período de terrible guerra contra la horda invasora nazi. De igual manera, cerca de 20.000 agentes polacos fueron ejecutados por el ejército soviético en los bosques de Katyn, y más de 2.000.000 de polacos fueron expulsados del oriente de Polonia a las recién anexadas regiones de Pomerania oriental, Prusia y Posen (Poznania) que para entonces había sido despoblada de germanos a la fuerza.
Las viejas comunidades de tártaros, chechenos, ingustanos
y germanovolguenses, cuyo establecimiendo antecedió a cualquier
crimen nazi, desaparecieron casi por completo. A las personas
deportandas se les entregaba un oficio de notificación para
informarles de su próxima remoción y la requisa de su propiedad,
y a menudo les daban menos de quince minutos para juntar las
pertenencias que pudieran meter en una bolsa antes de alejarse
de sus hogares (Concordia University 2). Estas comunidades
fueron deportadas en su totalidad a Siberia, la RSS uzbeka
y la RSS kazaka, siendo transportadas en trenes que a menudo
tardaban semanas o incluso meses, sin casi comida ni calefacción
y sin servicios sanitarios en las noches heladas, ni poder
refrescarse en días de sol abrasador, propio del clima de
las estepas de Asia Central, provocando la muerte de miles
de seres humanos durante el viaje, debido a la inanición,
los fallos cardíacos y la hipotermia. Se informó que fueron
hallados muertos cuatrocientos infantes germanovolguenses
en un solo tren (Burleigh 2001, 496). Prisioneros a punto
de morir por inanición eran arrojados al descampado, mientras
que se obligaba a los niños a permanecer en campos de concentración
hasta que llegaran a la adultez, después de una re-educación
ideológica. Se prohibió la lengua alemana, y se consideraba
reaccionaria cualquier manifestación cultural germana, por
lo que oficialmente era desdeñada o prohibida por completo.
Apercibimiento de desalojo entregado por autoridades soviéticas
a una familia germana, advirtiéndole de su inmimente expulsión
y la requisa de su propiedad (Imagen: Concordia University
2). ACCIONE PUNTERO PARA AGRANDAR.
Al arribar a los gulags y campos de trabajo, los tártaros, ingustanos, chechenos, coreanos y germanovolguenses eran sometidos a prisión y trabajo forzado en unidades obreras de infractores a la ley, llamadas 'ejército trut', es decir, 'ejército laboral', habitando refugios provisionales en la soledad de Asia Central y Siberia, bajo estricta supervisión de funcionarios soviéticos (Spezkomendatura). Antes de su desplazamiento, no habiendo tenido la mayoría de ellos ni siquiera la oportunidad de convertirse en culpables de traición, los germano-volguenses estaban ahora totalmente proscritos por ser considerados una población criminal y traidora. Algunos tuvieron que ir a trabajar a un lugar tan lejano como Kolyma, en el extremo oriental de Siberia, pegado a Alaska, en uno de los más remotos y gélidos gulags. La mano de obra esclava era alimentada por alrededor de ciento cincuenta y un convoyes ferroviarios que partían de diecinueve estaciones, antes de la liberalización de la política étnica soviética por parte de Khruschev. La 'gente hostil' deportada era controlada por unos veinte mil agentes y guardias de la NKVD relevados del esfuerzo bélico, con el objeto de vigilar el trabajo de hombres, mujeres y niños, y prevenir su rebelión (Concordia University 2).
Incluso se dio el caso de que tropas soviéticas se lanzaran en paracaídas, en territorio de la anterior RASS de los germanovolguenses, disfrazados de soldados alemanes, para constatar quiénes les darían protección domiciliaria. La mayoría de los que fueron considerados culpables de esta sedición eran ejecutados en el acto. Cualquier persona que tuviera en su poder una bandera con la esvástica –y muchas personas la tenían para expresar la misma identidad étnica por la que abogó Lenin-- era fusilada o deportada. Irónicamente, muchas de estas banderas habían sido enviadas por Stalin como celebración del pacto de no agresión, en 1939 (Pohl 1999, 32).
Calcular el número total de muertos y desplazados resulta complicado desde el punto de vista historiográfico, de bido a una serie de factores, incluidas las imprecisas o parciales estadísticas publicadas por el gobierno soviético, la cuasi total inaccesibilidad de los archivos soviéticos por parte de ONGs e investigadores independientes y la proclividad al prejuicio en cuanto a actores y motivos. Algunas fuentes estiman que pudieron haber muerto hasta el 52 por ciento de los germanovolguenses en el trayecto a Kazajstán y que, una vez arribados, el 40 por ciento de esos sobrevivientes murieron a posteriori bajo el yugo del trabajo forzado (IRIN). Según otra fuente, por lo menos 300.000 civiles de la población germana total murieron de hambre durante los desplazamientos, es decir, el 30 por ciento del total (Germans from Russia Heritage Collection). Según las estimaciones más bajas, por lo menos el 17,7 por ciento de todos los tártaros expulsados que fueron reubicados en Uzbekistán (a menudo junto con germanovolguenses) murieron en el camino, y el 23,7 por ciento de todos los chechenos, ingustanos, balcanos y barajeanos para el año 1948 (Weitz 2003, 81). Otras fuentes calculan que fueron desplazados solo el 82 por ciento de todos los germanos pertenecientes a la órbita soviética. Esta estadística de porcentaje menor toma en cuenta únicamente el asalto y programa de deportación inicial de las autoridades soviéticas, y no refleja el impacto global de esa política sobre las minorías germanas, tártaras y caucásicas. La planificada remoción total de la identidad germana de la Unión Soviética, fue obstruida sólo como consecuencia de su interrupción por la invasión alemana, la falta de mano de obra subsecuente, la pérdida del control sobre la región del Volga donde se había establecido la mayoría de los germanos y la liberalización de la política étnica soviética bajo el régimen de Nikita Khruschev. Otros documentos soviéticos originados en la NKVD registran la reubicación forzada de 1.084.828 personas de ascendencia germana de la URSS, casi la totalidad de todos los ciudadanos germanoparlantes en la Unión (Weitz 2003, 80).
Emigración de los Germanos del Volga en la Posguerra y
el Estatus de las Personas Germanovolguenses en el Kazajstán
Musulmán de Hoy
La comunidad germanovolguense, que había florecido en Rusia por casi doscientos años, quedaba eliminada. Las cientos de aldeas de los colonos fueron demolidas o repobladas por buenos soviéticos. Los principales argumentos extremos para explicar su destrucción, o sea que se debió a la invasión de Adolfo Hitler o, en cambio, a la brutalidad de Stalin, son igualmente válidos. Con todo, los rusos de hoy insisten (con bastante razón) en que las duras políticas de Stalin eran necesarias para hacer posible que la Unión Soviética derrotara al Tercer Reich, cuando el resto del mundo no podía. Muchos insisten en que si Stalin no hubiera removido las significativas poblaciones musulmanas y germanas del frente –conforme al argumento de nacionalistas rusos-- los soviéticos no habrían podido vencer el flagelo nazi. Los rusos también comparan, muy comprensiblemente, el desplazamiento por ascendencia étnica y la muerte por inanición de casi 1.084.828 civiles soviéticos germanos (y 400.000 germanovolguenses) con los más de 20.600.000 soviéticos que murieron durante el transcurso de la guerra (The History Place). Como quiera que sea, un costo desafortunado de la Segunda Guerra Mundial fue el hecho de que civiles germanovolguenses, mayormente inocentes, fueron desplazados a la fuerza, siendo trasladados a las soledades rurales de la distante Kazajstán y asimilados a la cultura e identidad general soviética o de otros germanos de diferentes lugares de esta Unión, que fueron expulsados con ellos entre 1940 y 1945. A consecuencia de esta dislocación, la herencia cultural germanovolguense se perdió casi por completo, y está siendo reconstruida en la actualidad por descendientes de las familias volguenses del siglo 19 que emigraron a Canadá, Brasil, Argentina y Alemania.
La muerte de Stalin, en 1953, cambió la doctrina demográfica y política de la URSS. Nikita Khruschev (gobernó de 1953 a 1964) siguió una política de 'desestalinización' que dejaba de lado los 'excesos' de su predecesor. Después de su así llamado 'discurso secreto', Khruschev levantó el interdicto específicamente étnico contra tártaros y germanos, considerándolo un legado perimido de la errática 'paranoia' de Stalin. Los delincuentes germanovolguenes quedaban ahora rehabilitados de jure (derecho). Khruschev permitió a los germano-volguenses abandonar sus prisiones y encierros de la RSS de Kazajstán para dirigirse a cualquier territorio dentro de la órbita comunista, incluida Alemania Oriental, Rusia o incluso su terruño del Volga. Muchos germanos se insertaron en la sociedad kasaja como obreros de sus ciudades, como Alma Ata y especialmente Karaganda, donde la mayoría de la población estaba integrada por germanos expatriados antes de su masiva emigración y remplazo por gente de ascendencia kasaja.
El gobierno de Alemania Occidental alentó activamente la inmigración
de germanos bajo la Ley de Retorno, que ofrecía ciudadanía
a todas las personas de sangre germana desplazadas. Cerca
de un millón de personas de sangre germana fueron recibidas
como refugiadas en Alemania –y una parte de ellas como ciudadanos--
desde 1991, e incluso quienes no hablaban alemán, hasta 1998
(Brown 2003, 233).
Germanovolguenses languidecen en campos de refugiados sitos
en Alemania después de que Khruschev los liberara de los gulags
de Stalin en repúblicas soviéticas de Asia Central
Si bien esta liberalización política en el seno de las autoridades soviéticas parecía auspiciosa para los germanovolguenses expatriados, que aún languidecían en las estepas desoladas de Kazajstán, un fenómeno concomitante de rusificación parcial impregnó el resto de la historia soviética hasta su colapso. A los germanos, ya no un grupo étnico independiente con patrocinio oficial y con su república autónoma desmantelada, se les exigía ahora aprender ruso y kasajo. Existía una marcada discriminación contra germanos, kalmykos, fineses carelianos, ingustanos, baskirsos y tártaros por sus vinculaciones con el odiado enemigo nazi y su antisocial perfidia contra el Estado soviético. Hasta 1970, a los germanos ni siquiera se les permitía estudiar en la Universidad de Moscú, punto focal de la educación soviética decente y la liberación intelectual (IRIN). Pocos germanovolguenses hablaban fluidamente el idioma de su ascendencia después de solo algunas generaciones. Los germanos se vieron forzados a asimilarse a la nueva cultura ruso-soviética en la opulenta capital kasaja rusificada de Alma Ata/Almaty. No demasiados germanovolguenses regresaron al río Volga de sus antepasados, habida cuenta de que el viaje era en extremo difícil y costoso, sin mencionar el hecho de que la RSS kasaja se estaba convirtiendo muy rápido en una república industrializada en comparación con la campiña empobrecida del Volga y Engels. La mayoría de los germanos expulsados huyeron a Alemania, como parte de una de las comunidades de refugiados más numerosa del siglo 20. La Ley de Retorno (Rückkehrgesetz) pemite a los desplazados germanos de sangre 'regresar' a Alemania con el fin de obtener la ciudadanía plena y una subvención por el viaje, si bien esta política ha disminuido debido al alto grado de inmigración a este país (Ahonen 2004, 109). Unas 2.300.000 personas partieron de Rusia y Kazajstán rumbo a Alemania y otros países, junto con los millones de germanos expulsados de Europa Oriental (Phalnikar 2007). La mayoría vive hoy en Alemania, el Reino Unido, Canadá y Kazajstán. Para la época del colapso de la Unión Soviética, había 946.855 germanos en Kazajstán, el 5,8 por ciento de la población (IRIN). Para 1999, había solo 353.441, debido a la expatriación masiva, asimilación y emigración a Alemania (Brown 2005. 626). Más de 600 mil germanos se fueron de Kazajstán rumbo a Alemania solo en la década de 1990 (Minourities at Risk). Para 1999 solo había 353.441 en la Kazajstán post-soviética. (IRIN). Muchas ciudades, anteriormente germanas, en Kazajstán, parecen haber sido abandonadas, con casas vacías ahora adornadas de carteles que dicen 'En Venta' y nuevos habitantes kasajos (Brown 2003, 233). Durante ese tiempo, eran tantas las personas germanas que se iban de Rusia y Kazajstán que el gobierno alemán incluso criticó a Rusia por no establecer una provincia autónoma para los germanos, a fin de amortiguar el abrumador problema de Alemania en materia de inmigración de germanos desplazados (Tagliabue). En la actualidad, oficialmente el 2 por ciento de la población de Kazajstán (unos 300.000) es de ascendencia germana (CIA World Facebook). Existen aproximadamente 597.212 germanos viviendo en Rusia, en la actualidad, mayormente a lo largo del Volga y en las principales ciudades, tales como Saratov y Moscú ( (perepis2002.ru). Se han establecido también pequeñas comunidades de germanos desplazados en Quirguistán y Uzbekistán junto con obreros y empresarios rusos.
A pesar de las privaciones, muchos germanovolguenses han conservado con orgullo su cultura, lengua, identidad étnica y la historia de su infortunio y trabajo esclavo en los páramos de Asia Central. Muchos germanos de Kazajstán se esfuerzan en la actualidad por regresar a lo que llaman su patria, habiendo 33.000 de ellos que han hecho la petición de emigrar, solo en 2002 (IRIN). Los germanos de Kazajstán están experimentando actualmente el resurgimiento de un nacionalismo étnico, cultural y de conciencia lingüística. Hoy día, el grupo más destacado de derechos civiles que representa los intereses de las personas de ascendencia germana es la Asociación Germano-Kazaja de Empresarios (deutsch-kasachstanische Assoziation der Unternehmer), dirigida por Alexander Dederer, también llamada 'Wiedergeburt' (renacimiento). Se puede acceder a su sitio en internet accionando el puntero aquí. Se trata de una organización enfocada principalmente en asuntos de comercio y desarrollo, antes que historiográficos, académicos o de reivindicación de derechos cívicos.
Algunas de las personas germanas 'en proceso de retorno' han experimentado grandes dificultades para emigrar, debido a la nueva preferencia del gobierno alemán por la inmigración turca, rumana, polaca y búlgara. Además, muchos germanovolguenses de Kazajstán tienen poco o nulo dominio del idioma alemán. Hasta 1998, el gobierno alemán concedió la ciudadanía a personas de sangre germana, aun cuando no hablaran alemán, por haber sido remplazado su idioma compulsivamente por el ruso y el kasajo mediante la asimilación soviética y las políticas de proscripción (Brown 2003, 233). Después de esa fecha, a las personas germanas expatriadas, en Kazajstán, que quisieran calificar con éxito para obtener la ciudadanía alemana se les ha exigido estudiar con fervor el alemán con maestros formados en el país o en el extranjero. Esto impone dificultades económicas adicionales y la desilusión en cuanto a su identidad entre la minoría germana. Además, el régimen del Presidente Vitalicio Nursultan Nazarbayev, quien habitualmente es ridiculizado como dictador en los países democráticos liberales, ha creado un clima incierto respecto de las oportunidades políticas y culturales para los grupos minoritarios críticos de las políticas del gobierno y sobre la posición de la RSS de Kazajstán. Como consecuencia de esta reflexiva incertidumbre entre los germanos kazajos, más de 2.000 han regresado de Alemania a Kazajstán en solo unos pocos años recientes (Phalnikar 2007).
Resulta interesante advertir que , al mismo tiempo, la Rusia de Putin está reaccionando ante una tasa de nacimientos abismalmente baja entre las mujeres eslavas de Rusia, mediante una inversión, en 2012, de hasta 80.000.000 de euros para subsidiar el regreso de los descendientes de germanos del Volga expulsados, con el objeto de generar mano de obra y puestos de trabajo. El gobierno ruso también ha invertido en centros de educación en lengua alemana, tanto en Siberia como en el Volga.
Alexander Dederer, dirigente de la germano-kazaja Asociación
de Empresarios (imagen: IRIN)
Existe una cantidad de grupos de interés, a nivel internacional y local, abocados al estudio del tema de los desplazados, que surgen en comunidades de la diáspora de Suavos del Danubio, particularmente en Alemania, Canadá y Estados Unidos. La American Historical Society of Germans from Russia (Sociedad histórica estadounidense de germanos de Rusia), el Center for Volga German Studies at Concordia University (Centro para Estudios de Germanos del Volga en la Universidad Concordia) y muchos otros grupos enfatizan activamente la historia de los desplazamientos en sus frecuentes asambleas y encuentros culturales que se llevan a cabo en universidades, colegios, clubes y periódicos. En febrero de 2010, cientos de eruditos, sobrevivientes, investigadores, donantes, representantes de derechos humanos e inclusive diplomáticos y figuras de las Naciones Unidas se reunieron en la primera asamblea internacional para la conmemoración del desplazamiento de germanos, en el Community College de Meramec, St. Louis, Misuri. Bajo el lema “ Genocidio Olvidado”, la conferencia de dos días incluyó una amplia galería de arte, entrevistas de prensa, mesas redondas académicas, rememoraciones de sobrevivientes y decenas de conferencistas de diferentes campos y motivaciones. James Mayfield, director del Instituto para la Investigación de Personas Germanas Desplazadas, representó a la asolada comunidad germanovolguense ofreciendo una detallada alocución de veinticinco minutos y respondiendo a una serie de comentarios estimulantes (véase la conferencia más adelante). Este suceso singular llamó la atención de periódicos y foros en Polonia y Alemania, con reaccioness críticas y positivas.
(el artículo continúa después de las fotos )
James Mayfield, Director del Instituto para la Investigación
de Personas Germanas Desplazadas, expone sobre el tema de
los germanovolguenses en la conferencia académica de St. Louis,
Misuri, EEUU (Accione el puntero AQUI,
para ver el resto de citas del discurso y más).
Galería de arte de la conferencia “Genocidio Olvidado” (ACCIONE
PUNTERO PARA AGRANDAR)
(ACCIONE PUNTERO PARA AGRANDAR)
La historia de la experiencia germanovolguense es tumultuosa. Estos colonos agricultores estaban sumamente separados de Alemania, de sus postulados racistas ideológicos y de sus llamados a la expansión hacia el Este, por más de mil quinientos kilómetros. Ni siquiera fueron testigos de la reunificación de Alemania en 1871, ni tuvo la mayoría la oportunidad de traicionar a la Unión Soviética y respaldar a los ejércitos nazis antes de su expulsión. A pesar de eso, fueron considerados universalmente como 'peligrosos' por el régimen de Stalin, debido a generalizaciones étnicas, y removidos por completo antes de que tuvieran siquiera la ocasión de colaborar con los nazis. Desapareció toda una historia, dejando muertas –en el proceso- a alrededor de 300.000 personas civiles (según algunas estimaciones), además de 400,000 de civiles germanos que murieron en las otras expulsiones provocadas por la Unión Soviética, Checoslovaquia y Polonia después de la Segunda Guerra Mundial.
Ahonen, Pertti. After the Expulsion: West Germany and Eastern Europe 1945-1990. New York, NY: Oxford Press, 2004.
Brown, Andrew J. " The Germans of Germany and the Germans of Kazakhstan: A Eurasian Volk in the Twilight of Diaspora." Europe-Asia Studies, Vol. 57, No. 4 (Jun., 2005): 625-634.
Brown,
Kate. A Biography of No Place: From Ethnic Borderland
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Burleigh, Michael. The Third Reich: A New History. Hill and Wang, 2001.
CIA World Factbook
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Phalnikar, Sonia. "Russia hopes to lure back ethnic Germans." http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2772792,00.html.
Pohl, Otto. Ethnic cleansing in the USSR, 1937-1949. Greenwood Publishing Group, 1999.
Tagliabue, John. "Bonn Urges Russia to Restore Land for its Ethnic Germans." New York Times, 11 January, 1992.
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Weitz, Eric D. A Century of Genocide: Utopias of Race and Nation. Princeton, NJ: Princeton University Press, 2003.
Referencia sugerida: sufrimiento y expulsión de los tártaros (accione aquí) y Chechenos e Ingustanos (accione aquí) en el mismo período que los germanovolguenses, mucho peor que lo experimentado por los germanos. Tomado de European Heritage Library.
Brown, Andrew J. " The Germans of Germany and the Germans of Kazakhstan: A Eurasian Volk in the Twilight of Diaspora." Europe-Asia Studies, Vol. 57, No. 4 (Jun., 2005): 625-634.
1834- Aproximadamente 108.000 germanos a lo largo del Volga.
1860's- 216.000
1897- 345.000
1914- 500.000 en los alrededores de Saratov, ~650.000 en la cuenca del Volga en general.
1918—Hambruna, guerra, desplazamientos masivos y 'pogroms' durante la guerra con Alemania reduce la población del Volga a 330.000 habitantes.
1926- 379.630 (aproximadamente el 66,4 por ciento de la República Germana Autónoma del Volga)
1939- 366.685 (aprox. el 60,5 por ciento de la RASS Germana del Volga, reducción debida a la migración dentro de la URSS y la colectivización)
1939-45- Toda la población desplazada a la RSS Kasaja y Siberia, además de casi la totalidad de germanos en la URSS (1.084.828). Pueden haber muerto hasta 300.000 de los más de un millón de germanos de Rusia, como resultado de las expulsiones (el 30 por ciento del total).
1970s- Emigración masiva de la RSS de Kasajstán a Alemania Federal y del Este. Asimilación a Alemania.
1989- 957.518 germanos en la RRS de Kazajstán (5,8 por ciento). Sigue la emigración a Alemania Federal.
1990s- Se incrementa la emigración masiva a Alemaina, después del colapso de la URSS, ~600.000 se van de Kazajstán.
1999- Por los menos 353.441 germanos (originarios del Volga y otros lugares de Rusia) permanecen en Kazajstán (2,4 por ciento).
2009-
Hay en la actualidad unas 597.212 personas de la etnia germana
en Rusia (germanos del Volga y otros lugares). Rusia está
dando subsidios a germanos para que regresen de Alemania a
la tierra de donde fueron expulsados originalmente (véase
artículo).
Fuente
para - [1],
[2], [3],
[4],
[5],
[6],
[7],
[8],
[9], Weitz 2003, 80; y
Koch 1974, 284.
Personas de ascendencia germanovolguense de renombre
Joseph Kessler- Quinto obispo de Tiraspol en 1904.
Alfred Koch- Nacido en Kazajstán, en 1962, a cargo de la agencia de privatización de Rusia. Importante economista, trabaja bajo las órdenes de Anatoly Chubais, director en jefe para la transición de Rusia hacia el capitalismo.
Gustav Klinger (1867-1937)- Autoridad máxima de la RASSVG mientras existió.
Harold Bauer (1908-42)- Premiado con la Medalla de Honor de EEUU.
Cristina Elizabeth Fernández Wilhelm de Kirchner, Presidente de la República Argentina desde 2007 (recientemente reelegida).
Publicaciones en Internet y organizaciones recomendadas
The Center for Volga German Studies at Concordia University - click here.
Volga Germans at webbitt.com - click here.
Germans from Russia Heritage Collection - click here.
American Historical Society of Germans from Russia - click here.
Deutsche Allgemeine Zeitung (for Germans in Kazakhstan) - click here.
Russian Germans International - a Facebook group based in Kansas representing Volga Germans altogether
Deutsch-Kasachstanische Assoziation der Unternehmer, the leading representative of Germans expelled to Kazakhstan.
Volgaland, Country of the Volga Germans - Organización que promueve la autonomía política o derechos culturales más amplios para la minoría germanovolguense de Rusia y Kazajstán.